Cantona. Organización sociopolítica

De la organización social en Cantona poco podemos apuntar. Con seguridad, existió una clase dirigente –un consejo– que administraba la ciudad; organizaba la producción de artefactos de obsidiana, tanto los de consumo interno como los de exportación; controlaba los intercambios; organizaba las ceremonias cívico-religiosas, y recolectaba los tributos de los asentamientos bajo su control. Se encargaba del control, dirección y mantenimiento de la ciudad y de la población en general, para lo cual contaba con los jefes de los barrios o centros secundarios. Otro estamento social eran los intermediarios: comerciantes, capataces, ingenieros y arquitectos, militares de rango medio, sacerdotes –también de rango secundario–, administradores de los barrios; en general, eran los encargados de intervenir en diversas actividades entre los jefes máximos y la población en general.

El grueso de la población estaría en un estamento más bajo: campesinos, mineros, sirvientes, albañiles y peones, quienes realizaban las construcciones arquitectónicas y se encargaban de su mantenimiento. Es probable que los especialistas en la fabricación de objetos de obsidiana tuvieron una mejor posición. Sin embargo, en relación con sus casas- habitación, no había gran diferencia y tanto la clase popular como la elite vivían cómodamente.

Respecto a sus instituciones y su ideología, se dieron dos grandes cambios. El primero al inicio de Cantona I –600-500 a.C.–, cuando la sociedad tiene una dirección teocrática pero con fuerte presencia militar, esta última con menor presencia en la fase anterior, PreCantona. El segundo cambio se produce durante la transición de Cantona II a Cantona III –550-600 d.C.–, al parecer por una rebelión interna que produjo un golpe de Estado, que dio como resultado la consolidación de la dirigencia militar, a la vez que la clase sacerdotal se debilita y su presencia es casi nula.

 

Ángel García Cook (1937-2017). Arqueólogo por la ENAH. Fue investigador del INAH.

 

García Cook, Ángel, “Juegos de pelota”, Arqueología Mexicana, Especial 73, pp. 26-29.