Ehécatl-Quetzalcóatl y el dios GI

Martha Ilia Nájera Coronado

Entre los dioses del Posclásico que contienen al viento tenemos a Chaahk, el “rayo”, quien domina la lluvia y las nubes. La integración entre el viento y la lluvia se observa con claridad en los códices del Posclásico, en los que a través de su glifo el ojo de la deidad asume la forma de ik’, por lo que el dios contiene en sí mismo la lluvia y el viento.

Dioses creadores

Si tratamos de establecer un modelo de dios del viento, a partir de un análisis comparativo con otras áreas mesoamericanas, es posible descubrir algunas deidades mayas que entre sus funciones tenían al viento. Se trata de deidades como Ehécatl- Quetzalcóatl o Chicnahui Ehécatl, entre los nahuas, y Q Chi en la Mixteca, dioses creadores y ordenadores del cosmos por excelencia; el aire es su fuerza generadora, en sí mismos son el viento, están ligados con la lluvia y en su origen se  vinculan con la fecha 9 viento. Pueden funcionar como sostén del cosmos y ocupar el lugar de los grandes árboles cósmicos materializando con ello el aire que sostiene al cielo y no permite que descienda sobre la tierra. Ehécatl se relaciona con el origen de la música, con los instrumentos de viento; uno de sus elementos diagnósticos es la espiral que indica el movimiento helicoidal del viento o el caracol cortado, y entre sus manifestaciones zoomorfas están las aves. ¿Qué dios equivalente tendríamos entre los mayas? En las Tierras Bajas del Clásico, y principalmente en Palenque, los mitos citan a una deidad que ha sido identificada como GI (dios I), quien, en alguna de sus manifestaciones, compartiría ciertas características con Ehécatl. A este dios lo han reconocido como “Gobernante del 6-cielo” (De la Garza et al, 2012); es una deidad creadora, y parecería el desprendimiento de un demiurgo, el gran Yax Naah Itzamnaaj, “Itzamnaaj de la Primera Casa”, quien auspicia su llegada al “señorío”. “Nace” o llega al mando, al igual que otros señores del viento, en una fecha mítica que corresponde al día 9 viento de 3309 a.C., por lo que él mismo es el viento, y como ha dicho López Austin, cada dios es semejante a su creación y cada ser tiene su marca de origen en el momento en que fue formado. A GI le corresponde ordenar el cosmos decapitando un cocodrilo, símbolo del caos original en 1 etz’nab de 3289 a.C., lo que provoca un gran diluvio de sangre. Pero es un dios multivalente, es el creador del fuego que separa cielo y tierra, un “protosol”, su influencia se ejercía sobre el cielo, el agua de lluvia, los depósitos acuáticos, el mar primordial, la tierra, el inframundo y el viento (Stuart, 2005).

Imagen: a) El ojo de Chaahk, dios de la lluvia, tiene forma del logograma ik’, con lo que la deidad abarcaba no sólo a la lluvia sino también al viento. Chaahk, Códice de Dresde, 30c. Foto: Oliver Santana / Raíces. Nombres del dios GI en Palenque: b) Glifo localizado en el Tablero del Templo de la Cruz Foliada, llamado por Stuart “versión sencilla de retrato”. c) Glifo localizado en el Tablero del Templo de la Cruz, en su versión extendida, que contiene el coeficiente numérico “uno”. Esta deidad abarcaba diversas funciones durante el Clásico, pero por la fecha de su nacimiento, 9 viento, también se vinculaba con el viento, como ocurría con otras deidades mesoamericanas. Dibujo: Moisés Aguirre. Basado en Stuart, 2005.

 

Martha Ilia Nájera Coronado. Doctora en historia por la UNAM, investigadora del Instituto de Investigaciones Filológicas y profesora del posgrado en estudios mesoamericanos. Especialista en religión maya

Nájera Coronado, Martha Ilia , “¿Tenían los mayas un dios del viento?”, Arqueología Mexicana, núm. 152, pp. 60-67.

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