El calendario
Como en la mayoría de los sistemas de escritura mesoamericanos, las incursiones iniciales en la escritura jeroglífica del Epiclásico se centraron en la documentación de signos calendáricos y en la elucidación de los calendarios que motivaron estas conmemoraciones. Por lo mismo, el trabajo de Caso ya había establecido la presencia de signos en cartuchos que daban nombre a los días del calendario ritual, el precursor del tonalpohualli (“cuenta de los días”) del Posclásico. En este sistema calendárico se dan 260 combinaciones, entre nombres de 20 días y un coeficiente entre 1 y 13.
Dado que los años se denominaban con base en el mismo sistema, se añadieron otras notaciones para distinguirlos de los días comunes. Debido a la intercalación del calendario de los 260 días y el año solar de 365 días, los años sólo podían nombrarse según un grupo de cuatro días: “casa”, “conejo”, “caña” o “pedernal”.
Éstos son conocidos como los cargadores de años, ya que personifican el nombre portado por un año solar y, en Xochicalco, se distinguen por un mecapalli –o por un pequeño lazo– que muestra que el año es literalmente cargado. En las representaciones más figurativas se puede apreciar un año llevado en la espalda de un cargador, la personificación misma del tiempo.
Entre los rituales calendáricos, la ceremonia conocida como fuego nuevo ocupó un lugar privilegiado al celebrar el intersticio del calendario solar y el tonalpohualli. Por esta razón, cada 52 años ambos ciclos se alineaban y eran básicamente puestos en cero. Esta coincidencia calendárica de gran importancia fue el momento en el que se encendía un gran fuego ritualmente puro.
Para registrar estas ceremonias, los escribas añadían pequeñas llamas en la parte superior de las fechas que sucedían en los años “caña”. Destaca el registro de una de estas celebraciones en la Pirámide de las Serpientes Emplumadas, donde la fecha “ 9 caña” aparece seis veces y, posiblemente, se trata de la fecha en que se dedicó este edificio.
Imagen: Signos de los días de las veintenas, que forman parte de un calendario que precede al tonalpohualli, utilizados en Xochicalco y otros sitios del Epiclásico. Dibujos: Christophe Helmke.
a) Escritura jeroglífica que muestra un texto lineal. b) La fecha “ 9 caña”, que conmemora la ceremonia del fuego nuevo celebrado en ese año. Pirámide de las Serpientes Emplumadas, Xochicalco, Morelos. Fotos: Christophe Helmke.
Jesper Nielsen. Doctor en idiomas y culturas indígenas de las Américas por la Universidad de Copenhague, Dinamarca. Profesor asociado del Instituto de Estudios Transculturales y Regionales de la misma universidad. Autor de varios libros y artículos sobre iconografía, escritura y religiones de Mesoamérica.
Christophe Helmke. Profesor asociado de lenguas y culturas indígenas de las Américas, de la Universidad de Copenhague, Dinamarca. Arqueólogo por el Instituto de Arqueología de la Universidad de Londres, Inglaterra. Especialista en sistemas de escritura mesoamericanos, ha realizado trabajos de campo arqueológicos y epigráficos en Belice, Guatemala y México.
Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:
Helmke, Christophe y Jesper Nielsen, “La escritura jeroglífica de Xochicalco”, Arqueología Mexicana, núm. 179, pp. 46-53.