Se trata de un caracol cortado transversalmente a la altura de la espira, parte que separa el cuerpo y el cono o cabeza del animal; conservando las protuberancias de ésta, semejaban los pétalos de una flor o los picos de una estrella. Se hacía por desgaste con una cuerda tensa o con un desgastador poroso suficientemente duro para que consiguiera separar la espira del cuerpo del caracol. El pectoral era llamado “joyel del viento”, ya que su forma espiral recordaba este elemento de la naturaleza, y al conservar las vueltas de la espira en su parte interna tomaba la forma de un remolino. El ornamento se envolvía con una cinta roja para formar el moño del que se suspendía a la altura del pecho. Este pectoral era el símbolo de una trinidad de dioses que compartían funciones y elementos, pero que eran uno solo: Quetzalcóatl, Ehécatl y Xólotl, trinidad cuya importancia era primordial en la religión azteca.
Imagen: Izquierda: Ehécatl, señor del viento, portando el ehecacózcatl (caracol cortado),. Códice Magliabechi, f. 61r. FOTOS: MARTHA ALICIA LÓPEZ DÍAZ. Centro: Ehecacózcatl, “joyel del viento”, hecho a partir del caracol Strombus gigas cortado a la altura de la espira. Museo Nacional de Antropología. Derecha: Ehecacózcatl de Quetzalcóatl. Códice Borbónico, p. 22
Lourdes Suárez. Arqueóloga por la ENAH, maestra en antropología (especialidad en arqueología) por la UNAM, doctora en antropología por la UNAM. Investigadora emérita en la Dirección de Etnohistoria del INAH. Se especializa en la investigación etnohistórica de material de concha.
Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:
Suárez, Lourdes. “Las representaciones de la joyería de concha en el Centro de México”, Arqueología Mexicana, núm. 161, pp. 50-59.