El pavo ocelado. De la milpa al altar a través de los siglos
Desde hace aproximadamente 4000 a.p., los mayas se volvieron sedentarios en un territorio exuberante, como lo es la selva tropical. Durante este tiempo se adaptaron a las condiciones que un medio como éste les ofrecía.
Así, lograron crear un sistema de subsistencia basado principalmente en lo que hoy conocemos como milpa. La milpa es una forma de aprovechamiento del paisaje en el cual se siembran una variedad de plantas como maíz, frijol, calabaza, diferentes variedades de chile, yuca, entre otros.
De igual forma, es un sistema agroforestal que contempla un manejo múltiple del paisaje, pues permite la presencia de espacios forestales en diferentes fases de sucesión, de donde se obtienen diversos productos para la subsistencia. Desde hace algunos años se ha planteado que este sistema, más que destruir la selva, la conserva, permite la biodiversidad y es parte esencial en la regeneración y conservación de los bosques tropicales.
Estudios recientes han encontrado que las poblaciones mayas del Clásico tuvieron un aprovechamiento similar del paisaje, señalando así que las selvas dentro y alrededor de sitios del Clásico son las reminiscencias de un manejo forestal en el pasado. Lo anterior se hace evidente al corroborar la presencia de un gran número de especies vegetales aprovechables en dichos espacios.
Dentro de este marco de subsistencia también fue aprovechada la fauna, por medio de una técnica de cacería conocida como garden hunting o cacería en jardines, la cual se basa en cazar los animales que se acercan a los espacios agrícolas en donde éstos obtienen alimento.
Uno de los animales que en la actualidad entran en la milpa es el pavo ocelado (Melleagris ocellata), ave que se alimenta principalmente de maíz, flores, ápices de flor, calabaza y yuca; es ampliamente conocido por las poblaciones mayas, las que mediante diversas técnicas capturan al animal para proveerse de carne no sólo para el consumo diario sino también para engalanar ciertas festividades cuyo objetivo es agradecer los productos del ciclo agrícola.
Imagen: Pavo ocelado. Foto: K. Kacheltje / Naturalista-Conabio.
Carlos Miguel Varela Scherrer. Arqueólogo por la ENAH, maestro y doctor en estudios mesoamericanos por la UNAM. Sus áreas de especialización son la zooarqueología y la etnozoología de la región de Palenque, Chiapas. Colaborador del Proyecto Arqueológico Palenque, del INAH, y del Proyecto Regional Palenque, de la UNAM.
Varela Scherrer, Carlos Miguel, “El pavo ocelado. De la milpa al altar a través de los siglos”, Arqueología Mexicana, núm. 176, pp. 49-53.