La depredación como metáfora sacrificial
La palabra sacrificio deriva de un término en latín (sacrumfacere) que significa “darle una dimensión sagrada a algo”, y es un acto central en todas las religiones del mundo. Su propósito es hacer un regalo honorífico a las deidades, pedir un favor divino, o lograr la expiación, es decir, eliminar una culpa ante la deidad mediante un intermediario.
Hay un amplio rango en lo que puede sacralizarse, sean acciones (como la abstención), o la dedicación de objetos, animales y personas. La sacralización de una ofrenda humana requiere varios actores: el sacrificado, el sacrificante (la persona, corporación o comunidad que se beneficia del acto), el sacrificador (la persona que ejecuta la inmolación) y la deidad que recibe la ofrenda. En ocasiones, la deidad, el sacrificante y el sacrificador son un mismo ente.
El sacrificio humano en la historia de la humanidad está íntimamente ligado con el proceso civilizatorio, es decir, la tendencia al urbanismo, la centralización política y la desigualdad social que conllevó un nuevo concepto sobre la propiedad y su traspaso transgeneracional. En el caso de Mesoamérica, se ha propuesto que la inmolación humana se originó durante el desarrollo de sociedades no igualitarias como las jefaturas complejas y los estados incipientes, en donde el ofrecimiento por muerte violenta de seres humanos se institucionalizó para legitimar los gobiernos divinizados y mantener así relaciones desiguales de poder.
Estudios anteriores del sacrificio humano en Mesoamérica han develado un complejo cultural que relaciona la guerra con las prácticas portentosas de los sacrificios y con las transformaciones post-sacrificiales de las víctimas ofrendadas.
Imagen: La depredación como metáfora del sacrificio. Manuscrito Tonalpouhqui (Códice Vaticano B), p. 25. Dibujo: Javier Urcid.
Javier Urcid. Doctor en antropología por la Universidad de Yale. Profesor en el Departamento de Antropología de la Universidad de Brandeis, Boston, Massachussetts.
Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:
Urcid. Javier , “La depredación como metáfora sacrificial”, Arqueología Mexicana, núm. 180, pp. 38-44.