El pulque era considerado un don divino y se creía que el proceso mismo de elaboración estaba bajo la tutela de distintos dioses. De hecho, se hacía la distinción entre las deidades del maguey, generalmente femeninas –como Mayáhuel–, y las del pulque, masculinas. Las deidades principales asociadas con el pulque eran la propia Mayáhuel y los centzontotochin o cuatrocientos conejos, denominación que más que referirse a una cifra precisa es una metáfora de su gran cantidad y diversidad.
En su conjunto y en lo individual estos dioses están asociados con la fertilidad, la agricultura y el ciclo lunar. Algunos de ellos estaban relacionados con lugares específicos –como Tepóztecatl, cuyo templo principal se encontraba en Tepoztlán, Morelos– o con fechas calendáricas –como el día ce tochtli. Se decía que Mayáhuel fue quien descubrió la manera de extraer el aguamiel y que fue Patécatl el que encontró cómo fermentarlo para transformarlo en pulque. Según otro mito, el pulque habría sido descubierto por Papantzin, mujer noble que lo envió con su hija Xóchitl al señor de Tula, Tecpancaltzin, quien se enamoró de la joven y la hizo su esposa.
Enrique Vela. Arqueólogo por la ENAH, editor, desde hace 30 años trabaja en el ramo editorial. Editor de la revista Arqueología Mexicana.
Vela, Enrique (editor), “El maguey”, Arqueología Mexicana, edición especial núm. 78, p. 14-17.