Los primeros reconocimientos arqueológicos en Chametla El poblado de Chametla, “lugar en que se muele o se prepara la chía”, se encuentra en la región sur del estado de Sinaloa, a 36 km de la cabecera municipal de El Rosario, en el tramo inferior del río Baluarte. Ahí se han encontrado vestigios arqueológicos y etnográficos que dan cuenta de la historia de los antiguos habitantes de la región, la cual ha sido poco a poco narrada desde las primeras décadas del siglo XIX hasta el día de hoy por sus propios habitantes. Los primeros reconocimientos arqueológicos se atribuyen a los geógrafos estadounidenses Carl Sauer y Donald Brand, quienes durante 1929 y 1930 realizaron un estudio regional en los estados de Nayarit y Sinaloa, cuando recorrieron gran parte del río Acaponeta y Baluarte, llegando hasta la ciudad de Culiacán. El objetivo de esa primera investigación fue probar la existencia de un corredor cultural entre poblaciones prehispánicas del Altiplano mexicano y el Suroeste de los Estados Unidos (Álvarez et al., 2005).
Por entonces, Sauer y Brand comenzaron a registrar sitios arqueológicos de una cultura hasta entonces desconocida, asentada en una región fértil y de abundantes recursos naturales, con vestigios de montículos artificiales y una gran cantidad de elaborada cerámica polícroma esgrafiada, la cual ya había sido identificada previamente en el norte de Nayarit, por lo que sugirieron un vínculo cultural entre esta región y el sur de Sinaloa. A dicho complejo cerámico lo denominaron Complejo Aztatlán, ya que desde el siglo XVI se le conocía con ese nombre a la región sur de Sinaloa y norte de Nayarit, y lo fecharon entre 900 y 1400 d.C., y ha sido considerado uno de los complejos cerámicos más elaborados del Nuevo Mundo (Álvarez et al., 2005).
Si bien estos primeros estudios no pudieron demostrar la existencia del corredor cultural, la evidencia arqueológica consiguió mostrar el contacto entre Sinaloa y el Altiplano Central, lo que dio como resultado la integración de Sinaloa en el horizonte mesoamericano y estableció las bases para las siguientes investigaciones arqueológicas en el estado (Álvarez et al., 2005).
Las investigaciones de Isabel Kelly Como resultado del primer acercamiento de Sauer y Brand, Isabel Kelly llega a Culiacán, Sinaloa, en 1935. Bajo los auspicios de la Universidad de California en Berkeley y de sus mentores, el antropólogo Alfred L. Kroeber y el ya citado geógrafo Carl Sauer, Kelly tuvo como objetivo continuar las investigaciones arqueológicas para demostrar un posible vínculo entre las culturas costeras de Sinaloa y del Centro de México además de la cultura de los indios Pueblo del Suroeste de Estados Unidos, tema de constante interés para Kroeber y Sauer (Fowler y Kemper, 2008). Durante su estancia en Sinaloa, Kelly realizó una corta temporada de excavaciones en Chametla; registró montículos de gran tamaño, como el llamado Loma de Ramírez, ubicado sobre el margen sur del río Baluarte, así como las elevaciones de carácter monumental halladas en terrenos de la hacienda Coacoyolitos, cerca del poblado Agua Verde. Sin embargo, Kelly se concentró en explorar los lomeríos, ya que eran abundantes y presentaban en su superficie gran cantidad de material arqueológico; de tal manera, sólo realizó algunas trincheras de exploración en los sitios conocidos como El Tamarindo, Tierra del Padre y El Taste, ubicados en el margen sur del río Baluarte, así como el mencionado Coacoyolitos, en la parte norte del mismo río (Grave, 2008). Uno de los resultados de los análisis arqueológicos de Kelly es sin duda el reconocimiento de un complejo cerámico temprano, el más antiguo, al cual llamó Chametla Temprano (fase Tierra del Padre, 250-500 d.C.). Kelly no encontró cerámica perteneciente a las fases cronológicas más tardías; a pesar de ello, propone tres horizontes cronológicos posteriores al más antiguo, a los que llamó Chametla Medio (fase Baluarte, 500-700 d.C.), Chametla Tardío II (fase Lolandis y Acaponeta, 700-1100 d.C.) y Chametla Tardío I (fase El Taste, 1100-1250 d.C.), estos dos últimos complejos relacionados estrechamente.
Gerardo Valenzuela Jiménez. Maestro en antropología por la UNAM. Profesor investigador de tiempo completo del INAH, adscrito a la Escuela de Antropología e Historia del Norte de México.
Víctor Joel Santos Ramírez. Maestro en arquitectura por la UAS. Profesor investigador de tiempo completo del INAH, adscrito al Centro INAH Sinaloa.
Valenzuela Jiménez, Gerardo y Víctor Joel Santos Ramírez, “El uso de urnas como elemento funerario en loma del tecomate, Chametla, Sinaloa”, Arqueología Mexicana, núm. 154, pp. 69-75.
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