El vestido

Enrique Vela

La indumentaria no sólo proporciona protección contra las inclemencias del tiempo, es también un medio de identificación. Lo que se traía encima comportaba una distinción de género, de posición social, de edad y en ciertos casos hasta de oficio. Aunque el inventario básico de prendas es limitado, existía una amplia gama de variantes en función de la calidad del material, la decoración y el modo de llevarlas. De hecho, algunos materiales y acabados estaban reservados a la nobleza. Cabe señalar que el ajuar de los mexicas no fue exclusivo de esa cultura; las prendas que lo conformaban se venían utilizando desde épocas muy remotas y eran comunes, con las debidas variantes, entre el resto de los pueblos mesoamericanos.

El tejido

Era la actividad por excelencia de la mujer mexica, pues recordemos que al nacer recibía como dones réplicas de los instrumentos para tejer. Las mujeres se hacían cargo de todo el proceso para la confección de piezas, desde escoger el algodón, limpiarlo, hilarlo hasta tejerlo, en un telar de cintura, en una gran variedad de formas como mantas, lienzos o vestidos.  

 

 

Enrique Vela. Arqueólogo por la ENAH, editor, desde hace 30 años trabaja en el ramo editorial.

 

Vela, Enrique, “El vestido”, Arqueología Mexicana, edición especial núm. 75, pp. 74-75.