Escalera
Un dato de particular importancia es que en el último escalón de la etapa II (1390 d.C.), antes de llegar frente al adoratorio y alineado con la piedra de sacrificios, se encuentra un rostro empotrado que lleva el típico corte de pelo que usaban los mexicas. Puede tratarse de Cuahuitlícac, que conforme a lo que relata el mito de la lucha entre el Sol y la Luna, Huitzilopochtli y Coyolxauhqui, era quien avisaba al primero por dónde venían a atacarlo sus hermanos (las estrellas), comandados por Coyolxauhqui.
En la etapa III del Templo Mayor (ca. 1430 d.C.) encontramos ocho esculturas reclinadas sobre la escalinata que conduce al adoratorio de Huitzilopochtli. Varias de las figuras llevan los brazos sobre el pecho, lo que podría interpretarse como una protección del corazón. El hecho de que algunas de las esculturas lleven una pequeña piedra verde en el pecho, a manera de corazón, podría relacionarse con el dato señalado en el relato del enfrentamiento, durante la peregrinación, de los del barrio de Huitznahua, que deciden radicar en Coatépec, con los fieles a Huitzilopochtli, que querían continuar su camino; aquellos fueron aniquilados por éste y sus corazones fueron devorados. Podría, por lo tanto, como lo manifestamos hace más de 35 años, tratarse de los cenzonthuitznahuas, personajes que luchan contra Huitzilopochtli (Matos, 1986). Por otro lado, algunas de las esculturas portan una nariguera lunar, lo que no resulta extraño, ya que esto se asocia a los dioses del pulque, a la Luna y al conejo, este último presente en la cara del satélite. En este sentido, no hay que olvidar que quien encabeza a estos guerreros es, precisamente, la diosa lunar Coyolxauhqui. Años más tarde, el análisis pictórico practicado a estas figuras permitió confirmar lo anterior:
Otro caso revelador es el de los llamados “portaestandartes”, esculturas antropomorfas de cuerpo completo que fueron halladas por el mismo Matos en las escalinatas del Templo Mayor correspondiente a la etapa III (ca. 1427-1440 d.C.). Las restituciones cromáticas demuestran que no se trata en realidad de representaciones de individuos que sostienen banderas, sino de guerreros armados con hachas y cuyo cuerpo, vestimenta e insignias tienen ricos patrones cromáticos. Lo sorprendente es que combinan los colores propios de las divinidades del pulque y los seres estelares que lucharon contra Huitzilopochtli… (López Luján et al., 2017, p. 24).
Imagen: Reproducción de las esculturas sobre la escalinata de la etapa III. Foto: Museo Del Templo Mayor . Cuatro de las ocho esculturas que se encontraban en la escalinata de la etapa III; se exhiben en el Museo del Templo Mayor. Fotos: Oliver Santana / Raíces.
Eduardo Matos Moctezuma. Maestro en ciencias antropológicas, especializado en arqueología. Fue director del Museo del Templo Mayor, INAH. Miembro de El Colegio Nacional. Profesor emérito del INAH.
Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:
Matos Moctezuma, Eduardo, “Templo Mayor de Tenochtitlan lado de Huitzilopochtli. Escalera”, Arqueología Mexicana, edición especial núm. 81, pp. 39-40.