En los casos en que las partes óseas fueron utilizadas para fabricar herramientas y ornamentos se han encontrado, además de las marcas de uso, huellas de corte sobre hueso, fracturamiento y cocción, técnicas propias en este tipo de manufactura. Para lograr piezas de tanta maestría como una mandíbula de Cacaxtla tuvieron que pasar varios miles de años, en los que, en diversos sitios, se perfeccionaron las técnicas de trabajo con huesos humanos.
Para poder realizar un adecuado diagnóstico de las marcas de muerte violenta en huesos humanos también se deben conocer las producidas por carnívoros, roedores, insectos y raíces, así como fenómenos como la deshidratación. la compactación y las alteraciones químicas del sudo.
Lo anterior, junto con un buen registro del proceso de excavación, permite reconstruir la secuencia de eventos: lesiones, tratamiento del cadáver y aprovechamiento de productos corporales, en diversos contextos religiosos, políticos y domésticos del mundo prehispánico.
Tomado de Jorge Arturo Talavera González y Juan Martín Rojas Chávez, “Evidencias de sacrificio humano en restos óseos”, Arqueología Mexicana núm. 63, pp. 30-34.
Texto completo en la edición impresa. Si desea adquirir un ejemplar:
http://raices.com.mx/tienda/revistas-el-sacrificio-humano-AM063