La cabeza decapitada como ofrenda

Emilie Carreón Blaine

El tzompantli y el juego de pelota

Ofrendar

La sangre derramada y la cabeza cercenada en el contexto del juego de pelota eran ofrendas vinculadas con las nociones religiosas de la tradición mesoamericana, que sostenía que los huesos de víctimas sacrificiales estaban permeados por sustancias sobrenaturales. Poseían atributos mágico- religiosos y eran estimados por los dioses.

La cabeza del jugador se tenía como ofrenda. Su puesta en escena comenzaba con el autosacrificio y ayuno, continuaba con rituales ligados al juego, proseguía con la muerte y el procesamiento de la víctima sacrificial. Culminaba este circuito con la separación de las partes, la exhibición de la cabeza, generalmente sepultada bajo el piso en cistas y en dispositivos ocultos, fuera de los confines de la cancha.

Es importante reconocer las distintas prácticas post-sacrificiales ligadas al juego, pues determinan si la decapitación estuvo vinculada a éste a lo largo del Clásico Medio y Terminal, a la vez que permite distinguir entre esa práctica y otras manifestaciones de exposición de restos humanos, algunas que conviven con el tzompantli, para determinar su especificidad como lugar de ofrenda y especial vínculo con el juego.

Imagen: Además de la decapitación había otras prácticas post-sacrificiales ligadas al juego, como la exposición de restos humanos. En algunas ciudades había cancha para el juego de pelota y tzompantli, una estructura donde se colocaban cráneos. Códice Tudela, f. 67r. Digitalización: Raíces.

 

Emilie Carreón Blaine. Doctora en antropología histórica por la École des Hautes Études en Sciences Sociales, París, Francia. Investigadora del Instituto de Investigaciones Estéticas, UNAM. Su línea de estudio principal está enfocada hacia el arte indígena de México.

Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:

Carreón Blaine, Emilie, “El tzompantli y el juego de pelota”, Arqueología Mexicana, núm. 148, pp. 34-39.

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