La cestería prehispánica

Enrique Vela

Sin duda, la elaboración de objetos con fibras duras es una práctica de larga data en México. La cestería y la cordelería deben haber sido, como en el resto del mundo, prácticas comunes apenas los grupos humanos tuvieron necesidad de transportar y guardar alimentos y otros bienes. Objetos como cestas, petates, cuerdas o sandalias, entre muchos otros, se encuentran lo mismo entre grupos nómadas que sedentarios de todas las épocas.

Así lo indican tanto la escasa pero significativa evidencia arqueológica como la histórica. De ambas fuentes se obtiene información sobre las maneras en que se fabricaban, las especies que se utilizaban para tal fin, el uso que se les daba, las formas que tenían y, para el caso de Tenochtitlan, hasta sus connotaciones simbólicas e incluso el dios patrono de los artesanos de la palma.

No es aventurado suponer que una vez que se desarrollan los modos para obtener las fibras y procesarlas, y así dar forma a un sinfín de objetos, han permanecido sin mayor alteración hasta la fecha. De hecho con algunas variantes, como las canastas y los sombreros, los usos y las formas de la cestería siguen en mucho los patrones de la época prehispánica.

 

Vestigios arqueológicos de cestería en México

 

7000-400 a.C. Los restos de cestería más antiguos que se conocen en México proceden de las cuevas de Ocampo y de Romero, Tamaulipas. Se trata de cestos y esteras fabricados con las técnicas de enrollado en espiral y trenzado.

6910-6670 a.C. Del sitio de Guilá Naquitz, Oaxaca, procede un fragmento de cestería con la técnica de enrollado.

6500 a.C.-460 d.C. En la cueva de Coxcatlán, Puebla, se localizaron vestigios de cestería, hechos con las técnicas de torsión y enrollado, también de gran antigüedad.

1280 a.C.-220 d.C. Una gran cantidad de objetos de cestería procede de las cuevas del Gallo y la Chagüera, en Morelos. Esos objetos fueron hechos con las técnicas de enrollado, torsión y entrecruzado.

Preclásico. En el entierro 199 de Tlatilco, estado de México, se localizó una vasija en cuyo fondo estaba la impresión de una cesta hecha con la técnica del enrollado. Este tipo de evidencias se ha encontrado en otros sitios mesoamericanos de distintas épocas.

Arcaico Tardío (1000 a.C.-700 d.C.). En la Cueva de Avendaños, Chihuahua, se localizaron restos de cestería y cordelería. Clásico. En El Palmillo, Oaxaca, se encontraron instrumentos que indican la obtención de fibras duras para elaborar objetos.

Clásico. En El Palmillo, Oaxaca, se encontraron instrumentos que indican la obtención de fibras duras para elaborar objetos.

Clásico Temprano. En el entierro 3 de la Pirámide de la Luna, en Teotihuacan, se localizaron restos de un petate.

Clásico Tardío. En la Cueva del Lazo, Chiapas, se encontraron cuerdas elaboradas con fibras de palma.

1095-1315 d.C. La Cueva de la Candelaria, Coahuila, contiene depósitos con varios restos de cestería y cordelería.

Posclásico. En el Tapesco del Diablo, Chiapas, se encontró una pequeña cesta hecha con la técnica de esterilla.

Posclásico. En la Cueva de La Garrafa, Chiapas, se localizó una momia infantil envuelta en un petate.

Posclásico Temprano. De las exploraciones en el Cenote Sagrado de Chichén Itzá, procede una buena cantidad de objetos de origen orgánico, entre ellos cestería y cordelería.

Posclásico Tardío (1250-1520 d.C.). De la Cueva de la Garrafa, Chiapas, procede la momia de una niña, colocada en una cesta y sobre un petate con tejido de esterilla. Posclásico Tardío. En la Ofrenda 141 del Templo Mayor de Tenochtitlan se localizó un escudo de petatillo en miniatura.

Enrique Vela. Arqueólogo por la ENAH, editor, desde hace 30 años trabaja en el ramo editorial.

Vela, Enrique, “La cestería prehispánica”, Arqueología Mexicana, edición especial, núm. 91, pp. 22-39.