Las comunidades chinamperas

Arturo Argueta y la Escuela Chinampera

Preparación del terreno

Herederos de una tradición chinampera ancestral, los habitantes de los barrios y las comunidades de Xochimilco, San Gregorio Atlapulco, San Luis Tlaxialtemalco, Míxquic y Tláhuac mantienen con sus manos un patrimonio biocultural de importancia mundial, el cual cultivan y defienden con gran esfuerzo, al tiempo que enfrentan pequeñas y grandes amenazas que pretenden modificar la región y transformar radicalmente la forma de vida de las comunidades chinamperas.

El sistema chinampero es un territorio de vida, una región de alta densidad biocultural, que se mantiene vigente por los esfuerzos cotidianos de miles de familias de chinamperas y chinamperos. Es un sistema agrotecnológico que ha hecho famoso mundialmente a Xochimilco y a México; tiene una antigüedad de más de 1 200 años, pero el manejo de los suelos para uso agrícola, según datos de excavaciones recientes, se remonta a 4 500 años en San Gregorio Atlapulco (véase Acosta Ochoa, 2023, y este número de Arqueología Mexicana). Desde hace más de 500 años ha habido cambios en las especies vegetales que se cultivan, es decir, algunos elementos han cambiado pero otros muchos permanecen.

La obtención de recursos alimenticios, tanto del medio terrestre como del acuático, que Rojas Rabiela denomina “la cosecha del agua” (1985), ofreció durante cientos de años una alimentación saludable y completa, no sólo para las comunidades sino también para la Ciudad de México, y aún hoy se mantiene un flujo diario de verduras y flores hacia la Central de Abastos y mercados, tianguis y restaurantes de la ciudad.

Además de la riqueza biológica, formada por más de 115 especies vegetales y 139 especies de fauna, algunas de ellas endémicas y otras migratorias, hay 186 monumentos históricos catalogados, 187 sitios arqueológicos ya excavados y un gran patrimonio tangible e intangible: agrotecnologías ancestrales, alimentos propios, medicina tradicional, arte, música, artesanías y festividades barriales, como la muy importante del Niño Pa (González Pozo et al., 2016).

Imagen: Tláloc arriba y abajo de las chinampas. Foto: Aldonza Méndez.

Arturo Argueta. Doctor en ciencias (biología). Investigador de tiempo completo en el Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM), UNAM. Temas de trabajo: relaciones sociedad - naturaleza, sistemas de saberes indígenas y diálogo de saberes.

Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:

Argueta, Arturo, “ Las comunidades chinamperas y la Escuela Chinampera”, Arqueología Mexicana, núm. 184, pp. 64-67.