a Karl Taube
Las imágenes de Huitzilopochtli en el Templo Mayor de Tenochtitlan. Nuevos descubrimientos, nuevas ideas
El desequilibrio entre las imágenes Creemos, empero, que el poderoso Huitzilopochtli del que hablan las fuentes históricas era todavía una deidad en formación cuando llegaron los conquistadores españoles en 1519. Su figura aún no se había cristalizado y los ritos tradicionales ofrecían imágenes alternas dependiendo de cada contexto ceremonial.
Bajo esta premisa, en las líneas que siguen analizaremos las variadas formas en que se alude materialmente a Huitzilopochtli en el recinto sagrado de Tenochtitlan y lo haremos a partir de la información arqueológica recuperada por el Proyecto Templo Mayor del INAH. De esa manera, intentaremos estudiar una deidad en plena formación icónica.
Pinturas, esculturas y ofrendas
El primer medio de expresión plástica que observaremos es el de las pinturas que decoran la etapa II de la pirámide (1375-1427 d.C.), donde no fue plasmada la imagen misma de Huitzilopochtli. Como es sabido, los muros de la capilla norte representan los poderes pluviales y germinadores de Tláloc a través de sus “anteojeras” anulares que derraman lágrimas en forma de bandas verticales negras, y también a través de las juveniles efigies de Centéotl, dios del maíz que aquí es figurado de manera similar a como aparece en el Códice Borgia. En contraste, los muros de la capilla sur comunican al espectador la naturaleza beligerante de Huitzilopochtli por medio, no de su representación antropomorfa, sino de un abigarrado conjunto de armas y arreos militares, entre ellos rodelas, dardos, banderas y divisas.
El segundo medio de expresión es la escultura de gran formato que se encuentra en la plataforma de la etapa IVb de la pirámide (1469-1481 d.C.). Buen ejemplo son los grandes braseros bicónicos de mampostería que flanquean las cabezas serpentinas. Mientras que los cuatro braseros de la mitad norte tienen el clásico y bien estandarizado busto de Tláloc, los cuatro de la mitad sur carecen del rostro de Huitzilopochtli. Pero invocan sus poderes a través de un moño rojo, el cual suele integrar la insignia anular conocida como anáhuatl, propia del patrono mexica y también de otras deidades guerreras.
Imagen: Dos diferentes representaciones pictográficas de Huitzilopochtli. Izquierda: En Aztlan. Códice Azcatlitlan, lám. 2. Derecha: Frente al templo. Códice Borbónico, lám. 31. Fotos: Biblioteca Nacional de Antropología e Historia.
Leonardo López Luján. Doctor en arqueología por la Universidad de París Nanterre y director del Proyecto Templo Mayor del INAH. Miembro de El Colegio Nacional.
Alejandra Aguirre Molina. Doctora en estudios mesoamericanos por la Universidad Nacional Autónoma de México. Miembro del Proyecto Templo Mayor del INAH.
Antonio Marín Calvo. Pasante de la licenciatura en arqueología por la Escuela Nacional de Antropología e Historia. Miembro del Proyecto Templo Mayor del INAH.
Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:
López Luján, Leonardo et al., “Las imágenes de Huitzilopochtli en el Templo Mayor de Tenochtitlan. Nuevos descubrimientos, nuevas ideas”, Arqueología Mexicana, núm. 177, pp. 22-33.