Los olmecas, los mayas y la yuca
Se han encontrado evidencias de cultivo de yuca entre los olmecas, algunos granos de polen y tallos carbonizados de las cañas y posiblemente de las raíces, pero el descubrimiento más notable fue el de los “moldes” de raíces en el sitio maya del Cerén, en El Salvador.
Se han establecido dos centros de mayor diversificación de la Manihot esculenta: al este de Brasil y en el área maya; este último centro abarca desde el sur de Chiapas hasta El Salvador, con amplia proyección en el interior de Guatemala, donde se encuentra la mayor cantidad de variedades silvestres que muestran grandes similitudes con las cultivadas.
Se considera que la yuca fue un elemento importante en la dieta de los pueblos que ocupaban la costa o tierras bajas del Pacífico de Guatemala, y desde ahí se difundió hacia otros territorios.
En 1980 el ingeniero agrónomo José Ramírez Bermúdez (Ramírez, 1980, p. 417) hizo notar la importancia del cultivo de la yuca en Mesoamérica, en particular en Guatemala, ya que según hallazgos se cultivaba desde antes de Cristo.
La yuca como alimento
Es una planta de alto contenido nutritivo y energético. La parte de la planta que se come en Centroamérica y el sur de México es el tubérculo, hervido o molido, preparado de diferentes maneras, entre ellas en polvo, ya que puede conservarse por más tiempo. Actualmente, la forma más frecuente de preparar la yuca es en dulce, almibarada. Se aprovecha también en platillos salados, por ejemplo, en puchero. Al cosechar los tubérculos hay que conservarlos a la sombra y consumirlos pronto, ya que con el paso del tiempo se endurecen.
Yolotl González Torres. Doctora en antropología por la UNAM, con especialidad en etnología histórica, antropología e historia de la religión. Profesora e investigadora emérita de la Dirección de Etnología y Antropología Social del INAH.
González Torres, Yolotl, “Yuca (Manihot esculenta)”, Arqueología Mexicana, núm. 158, pp. 79-83.
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