Liberación del Monumento 2
El Monumento 2, también conocido como Los Olmecas Caminantes, La Procesión o La Danza de la Fertilidad, es un bajorrelieve de 1.6 m de alto por 3.2 m de ancho, inscrito en la cara casi plana de una gran roca de 5 m de ancho x 3 m de alto localizada también en el área geográfica IB, donde se encontró el Monumento 41. Desde el descubrimiento del sitio arqueológico en los treinta este monumento estuvo semioculto y fue de muy difícil acceso debido a la presencia de una gran roca, proveniente del cerro, que estaba anclada al frente del relieve. Así lo narra Eulalia Guzmán, quien en ese tiempo fue la primera persona que hizo un reconocimiento oficial del lugar:
…estuvo (la roca) hace tiempo con su cara plana y vertical viendo hacia el norte. Seguramente con los lentos deslaves o con temblores le faltó base y, por lo tanto, se desvió considerablemente inclinando su parte plana, la cual actualmente topa en sus extremos con otra gran roca, situada frente a ella y que en cierto modo le sirve de apoyo… Las superficies tangentes de ambas… sólo se tocan en sus extremos este y oeste, de modo que entre ambas queda en su parte media un espacio suficiente para que quepan holgadamente tres personas con la espalda apoyada en una roca y viendo de cerca la superficie de la otra… La parte baja de las rocas deja también entre ellas un hueco… escurriéndome por él pude llegar al espacio angosto… entonces pude ver más claramente parte de los relieves que la roca mayor, un poco derrumbada, tiene en su cara plana… Actualmente, dada la posición que tiene esta roca con respecto a la que la toca por el frente, los relieves no pueden verse en su totalidad, pues parte de ellos quedan en una ranura tan estrecha entre las dos rocas, que la vista no puede apreciarlos debidamente (Guzmán, 1934, pp. 244-245).
Más adelante, en los cincuenta, el arqueólogo Román Piña Chan aludió también a la dificultad de acceso al Monumento 2, y proporcionó un testimonio de primera mano sobre la liberación:
Los bajorrelieves grabados en algunas rocas del cerro de La Cantera fueron estudiados y copiados hace algún tiempo por la profesora Eulalia Guzmán. Sin embargo, como uno de estos relieves estaba tapado por una gran roca que dificultaba la visibilidad y no permitía la copia fiel del mismo, se procedió a volar y cortar dicha roca, con lo cual se pudo apreciar mejor y calcar dichos relieves. La roca, de más de 4 por 5 metros, tiene grabados cuatro personajes de más de un metro de altura y representa una escena ceremonial conectada con la agricultura (Piña Chan, 1955, p. 24).
En 1966, Carmen Cook de Leonard señaló que la única posibilidad de tener una imagen completa del relieve es mediante dibujos y un molde elaborado por el Museo Nacional de Antropología, ya que, no obstante la liberación parcial hecha por Piña Chan, el espacio que queda entre las dos rocas no permite la toma de una fotografía (Cook de Leonard, 1967). La situación descrita por esta autora prevaleció hasta hace dos años, cuando se tomó la decisión de liberar completamente este monumento que ha sido objeto de variadas interpretaciones y descripciones. Hoy, gracias a que se rebajó la roca que estaba al frente y que ocultaba la imagen, este relieve podrá ser apreciado y estudiado directamente.
Olga Lucía González Correa. Licenciada en restauración por la ENCRYM, INAH. Restauradora en Chalcatzingo, Morelos.
Mario Córdova Tello. Investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia desde hace 29 años. Director de los proyectos “Chalcatzingo” y “Sur de Morelos: Chimalacatlán”.
Gilberto Buitrago Sandoval. Licenciado en restauración por la ENCRYM, INAH. Coordinador de los trabajos de conservación en Chalcatzingo, Morelos.
Lucía González C., et al., “El Monumento 41 o Triada de los Felinos. Chalcatzingo, Morelos”, Arqueología Mexicana, núm. 111, pp. 18-23.
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