Quetzalcóatl

Dúrdica Ségota

El panteón mexica

Es una de las deidades fundamentales del México Antiguo; en épocas tempranas era una deidad relacionada con la fertilidad; durante el Posclásico fue patrono de los comerciantes, los sacerdotes y el gobierno. Aparece bajo múltiples advocaciones, según la región o la época. Lo mismo es el dios del viento, que de la vida, de la mañana, que el planeta Venus e incluso un héroe legendario. Existen distintos mitos en los que Quetzalcóatl es protagonista: se dice que ayudó a obtener el maíz y el maguey para los hombres recién creados. En las narraciones del Posclásico el dios se confunde con el personaje histórico, como gobernante de Tula, y se convierte en un héroe cultural que representa la sabiduría y el ascetismo.

Quetzalcóatl era muy importante, al menos en dos aspectos: uno, como la “Serpiente Emplumada” (su nombre así lo significa), correspondiente en el plano cósmico al planeta Venus; creador y benefactor del hombre, era considerado a la vez como hombre y como héroe cultural. El otro, como Ehécatl –la deidad del viento era una de sus advocaciones más conocidas.

Mientras que la representación de Quetzalcóatl era la de un rostro humano que se asoma entre las fauces de una serpiente emplumada, la de Ehécatl consistía en una figura de hombre, a menudo de cuerpo entero, que porta una máscara bucal de ave de tamaño considerable.

 

Dúrdica Ségota. Historiadora del Arte. Investigadora del Instituto de Investigaciones Estéticas y profesora del posgrado en Historia del Arte en el Colegio de Historia de la Facultad de Filosofía y Letras. UNAM.

Ségota, Dúrdica, “El panteón mexica”, Arqueología Mexicana, núm. 15, pp. 32-41.

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Los mexicas