T u l a

Alba Guadalupe Mastache Flores

Tula fue una de las ciudades más importantes del México antiguo; para los pueblos que le sucedieron, Tula y los toltecas se transformaron en símbolos de un pasado idealizado en el que se confunden la historia y el mito. En algunas crónicas se entremezclan eventos y sucesos históricos de la Tollán real con relatos sobre una Tollán mítica habitada por seres excepcionales a quienes se atribuía la invención de la escritura, la metalurgia y otras artes y ciencias. Ciudad de Ce Acatl Topiltzin Quetzalcóatl, rey sacerdote y personaje legendario, a quien se atribuye la fundación de Tula y un periodo de gran prosperidad y florecimiento, interrumpido, según esas fuentes, por una serie de conflictos entre los seguidores de Quetzalcóatl y los partidarios de Tezcatlipoca, dios de la guerra y del sacrificio humano. Resultan finalmente vencedores estos últimos, y Quelzalcóatl y sus súbditos son expulsados y migran al oriente hacia el Golfo y, tal vez después, a Yucatán.

A través de la arqueología, ahora conocemos muchos aspectos sobre la Tollán real. Los vestigios y restos de la antigua ciudad que han llegado hasta nuestros días han permitido reconstruir parte de su historia, de su desarrollo y decadencia, de las instituciones y formas de vida de sus habitantes.

Tula tuvo una larga vida de más de cuatro siglos. Hacia el VIII d.C. era un pequeño centro urbano de aproximadamente 5 km cuadrados de extensión; la plaza conocida como Tula Chico, ubicada aproximadamente 1.5 km al nordeste de la zona monumental restaurada, era el centro principal de la ciudad en esa época. Hacia el año 900 d.C., este centro se abandona, construyéndose hacia el sur un nuevo recinto monumental. Semejante al de Tula Chico, pero de proporciones mucho mayores. Se trata de una gran plaza construida sobre un amplio y complejo sistema de terrazas que la convierten en una verdadera acrópolis. Además, en el mismo periodo, otro cambio afecta la fisonomía interna de la ciudad: se modifica la orientación del plan urbano general, cuyo eje ya no será exactamente norte-sur, sino desviado alrededor de 15° hacia el este; calles, calzadas y edificios cambian de orientación siguiendo la nueva traza, la población se incrementa en forma notable y el tamaño de la urbe aumenta a casi 13 km cuadrados.

Alba Guadalupe Mastache Flores (1942-2004). Arqueóloga. Maestría en antropología, ENAH. Estudios de posgrado en la Universidad de Roma. Formó parte del Comité Científico Fundador de Arqueología Mexicana. Entre sus intereses fundamentales estuvieron el desarrollo de las sociedades urbanas prehispánicas, en especial Tula, y la producción artesanal contemporánea. Fue subdirectora de estudios Arqueológicos, INAH.

Mastache F., Alba Guadalupe, “Tula”, Arqueología Mexicana, núm. pp. 21-29.

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