Las conchas fueron un importante recurso en el México prehispánico. Varias especies fueron recolectadas en sus lugares de origen y transportadas a veces cientos de kilómetros a los sitios de tierra adentro, donde fueron transformadas en ornamentos e insignias divinas, que ocasionalmente formaron parte de ofrendas.
Algunas características de las conchas permiten saber si fueron recolectadas vivas o después de que murieron y fueron arrastradas por el oleaje. Por ejemplo, ciertos moluscos generan una delgada capa proteica en su exterior, llamada periostraco. Dado su carácter orgánico, ésta se pierde rápidamente tras la muerte del animal. Su hallazgo en un contexto arqueológico es un indicador de que el organismo fue recolectado con vida. Conchas decoloradas, rotas, porosas y con restos de otros animales adheridos a su interior, por el contrario, son evidencias de una recolección en playa.
Las especies más valoradas
No todas las especies de moluscos fueron igualmente apreciadas. Su presencia en los sitios de tierra adentro evidencia la predilección por algunas, lo cual puede presentar variaciones regionales y temporales. A continuación se presentan algunos ejemplos.
Conchas rojizas
La principal es Spondylus crassisquama, hasta hace poco conocida como Spondylus princeps. Fue una de las conchas más valoradas desde tiempos antiguos y procede de la provincia malacológica Panámica. En Mesoamérica su uso se remonta al Preclásico Medio (1200 a 400 a.C.), durante el cual ya se le encuentra en sitios de tierra adentro, entre ellos varios asentamientos de los Valles Centrales de Oaxaca, Teopantecuanitlán, Guerrero, y Chiapa de Corzo, Chiapas; en ellos eran utilizadas para elaborar piezas de adorno para las elites, que en algunos casos formaban parte de los ajuares funerarios de los dignatarios. El empleo de estas conchas fue similar en los periodos históricos siguientes, en las diferentes áreas culturales de Mesoamérica e incluso Aridamérica, hasta la conquista española. A manera de ejemplos están las vestimentas de concha que portaban los individuos sacrificados en el Templo de la Serpiente Emplumada de Teotihuacan, estado de México; el pectoral en el que se representó a un gobernante que sostiene una serpiente bicéfala de Dzibanché, Quintana Roo, y la coraza ceremonial encontrada en el Palacio Quemado de Tula, Hidalgo.
Conchas nacaradas
Se usaron varias especies dulceacuícolas y marinas. En el Preclásico Medio, cortes de Megalonaias nickliniana digitata, procedente de la cuenca del río Usumacinta, se usaron para confeccionar los ajuares funerarios de los dignatarios enterrados en una de las tumbas. En Nexpa, Morelos, un extraordinario pectoral fue hallado en uno de los entierros fechados hacia 1350-1250 a.C. hecho de Pinctada mazatlanica, madreperla de origen Panámico. Ésta fue otra de las conchas de gran importancia que se han reportado para sitios del Clásico (200 a 600/800 d.C.) y el Posclásico (800 a 1519 d.C.) en el área maya, Oaxaca, el Occidente de México y la Cuenca de México. En las ofrendas del Templo Mayor de Tenochtitlan fue la especie preferida para elaborar importantes atributos divinos. Su uso también se reporta para Paquimé, en el norte de México.
Grandes caracoles
Algunas especies de grandes caracoles se usaron para elaborar trompetas, diversos ornamentos e incluso instrumentos de trabajo. Destacan las bellas trompetas de Triplofusus giganteus (antes llamado Pleuroploca gigantea), de procedencia atlántica, que han sido halladas en contextos del Clásico en Teotihuacan, y del Epiclásico (entre 600/700 y 900/1000 d.C.), como en Teteles del Santo Nombre, Tlacotepec, Puebla. También deben mencionarse los pectorales mayas elaborados durante el Clásico Tardío y el Terminal (entre 600 y 1000 d.C) en Lobatus gigas (antes llamado Strombus gigas), y para el Posclásico, los pectorales calados e incisos de la Huasteca, elaborados con Turbinella angulata.
Elva Adriana Castillo Velasco. Arqueóloga por la ENAH. Forma parte del proyecto “Técnicas de manufactura de los objetos de concha del México prehispánico”, INAH. Ha trabajado colecciones de objetos de concha de sitios de la zona maya y de Oaxaca.
Adrián Velázquez Castro. Arqueólogo, maestro en historia y etnohistoria y doctor en antropología. Investigador en el Museo del Templo Mayor. Ha desarrollado una extensa investigación sobre los objetos de conchas de moluscos precolombinos, particularmente en lo que respecta a su producción.
Tomado de Elva Adriana Castillo Velasco y Adrián Velázquez Castro, “Origen y circulación de las conchas de moluscos”, Arqueología Mexicana, núm. 161, pp. 24-27.