Los grandes volcanes y la arqueología
Los grandes volcanes
Las primeras noticias sobre hallazgos arqueológicos en los grandes volcanes tuvieron lugar en el siglo XIX. Désiré Charnay, guiado por indígenas de la región, exploró entre 1857 y 1888 en el Iztaccíhuatl el sitio de Nahualac, y en el Popocatépetl los de Nexpayantla, Tenenepanco y Lomas de Nexpayantla. Su magnífica colección suma cientos de piezas, que José Luis Lorenzo (1957) ubicó en el Posclásico Temprano, y consta de vasijas con efigies de Tláloc, vasos y figurillas. Para mediados del siglo XX, el registro de Charnay junto con el aporte de José Luis Lorenzo dio como resultado nueve sitios de altura. Recientemente, gracias al entusiasmo de diferentes investigadores por estudiar la historia, la arqueología, los ritos y los sistemas de creencias en torno a los grandes volcanes, así como al intenso trabajo de prospección, se registraron 97 sitios, aunque no todos emplazados en las partes altas, pues los hay también en el somonte (la falda de las montañas), pero sin duda todos están relacionados con el culto a la montaña.
En las cimas
El ascenso para realizar rituales en las cimas de los volcanes por arriba de los 5 000 msnm estuvo restringido a unos cuantos individuos, los que por unas horas pudieron soportar el clima extremo y se sobrepusieron al agotamiento de un ascenso prolongado por pendientes escarpadas. En esos sitios, carentes de cualquier evidencia arquitectónica, se realizaban ofrendas y sacrificios. Entre los hallazgos en la cima del Iztaccíhuatl destacan fragmentos de pequeñas vasijas de cerámica de silueta compuesta y aplicaciones de efigies de Tláloc con asas retorcidas, mangos de sahumadores e incensarios propios de la loza Texcoco Bruñido del complejo Azteca III. Menos frecuentes son los objetos de la tradición Chalco-Cholula Policromo y variedades locales de Texcoco Rojo Monocromo, Texcoco Bruñido Inciso, Texcoco Negro sobre Rojo y Texcoco Blanco sobre Rojo. La cerámica de filiación Chalco-Cholula Policromo corresponde al Posclásico Temprano e incluso al Posclásico Tardío. No obstante, la mayoría de los objetos proviene del Posclásico Tardío, por lo cual podemos confirmar que la cima fue utilizada regularmente durante los dos últimos siglos antes de la conquista (1350-1520 d.C.).
Imagen: Entre 1857 y 1888 el viajero francés Désiré Charnay recuperó en la región del Popocatépetl y el Iztaccíhuatl varias piezas –ahora reunidas en la Colección Charnay– del Posclásico Temprano. Abajo: Alfredo Zalce, El santuario de los volcanes, 1964, encáustica sobre madera, 150 x 425.5 x 11.8 cm. Museo Nacional de Antropología. Izquierda: Jarra con la efigie de Tláloc. Derecha: Vasija con atributos de las deidades del pulque. Santuario de Nahualac. Ambas en la Colección Charnay. Museo Nacional de Antropología. Fotos: Boris De Swan / Raíces.
Ismael Arturo Montero García. Arqueólogo, maestro en historia de México y doctor en antropología. Miembro del SNI-Conacyt. Premio Nacional Forestal, 2002. Codirector del Proyecto de Arqueología Subacuática en el Nevado de Toluca, SAS, INAH.
Montero García, Ismael Arturo, “Los grandes volcanes y la arqueología”, Arqueología Mexicana, núm. 95, p. 48-53.
Si desea leer el artículo completo, adquiera nuestra edición impresa: