La recolección y el almacenamiento de agua pluvial fue una de las prácticas más comunes y antiguas realizadas en Mesoamérica. La investigación arqueológica en diversos sitios ha permitido la identificación y documentación de depósitos subterráneos y a cielo abierto, el almacenamiento en recipientes, y más común, el manejo de sofisticados sistemas de desagües.
En Monte Albán, las investigaciones más recientes nos han permitido obtener valiosos datos sobre la captación, distribución y usos de las aguas pluviales en la parte noreste de la Plaza Principal, y se da cuenta de cómo la planeación urbanística de Monte Albán en este caso tuvo un objetivo dual: coadyuvar en el problema del abastecimiento de agua y evitar las posibles inundaciones de los espacios públicos.
Durante las exploraciones realizadas en 1934 por Alfonso Caso en Monte Albán, documentó, liberó y definió los componentes arquitectónicos del sector norte, en especial los del Juego de Pelota, y hace mención del hallazgo en la entrada de uno de los desagües (en el costado este del cabezal sur), y hace una pequeña descripción de éste.
Posteriormente, en 1980, otros investigadores como O’Brian y su equipo realizaron una serie de investigaciones sobre el uso, la conducción y el control del agua en Monte Albán. En 1992, Francisco Sansores excavó una serie de pozos en la Plaza Principal para identificar y ubicar algunas entradas de canales, y realizó una serie de interpretaciones al respecto sobre su conducción y su posible desembocadura.
Durante el Proyecto Especial Monte Albán (1992-1994), Winter y su equipo excavaron algunas zonas en los alrededores del Juego de Pelota, principalmente en la ladera este, donde hallaron los muros de contención, además de la continuación del desagüe anteriormente documentado por Caso.
Asimismo, en 1999, como resultado de un sismo que ocasionó graves afectaciones en la ciudad de Oaxaca y en el sitio, se realizó otra intervención en el Juego de Pelota: trabajos arqueológicos y de restauración arquitectónica, y se logró el hallazgo del desagüe que comunica la Plaza Principal con el interior de la cancha del Juego de Pelota.
Desafortunadamente, cada uno de los proyectos mencionados solamente se dedicaron a documentar los hallazgos y no continuaron con la exploración de los desagües. Luego del sismo de 2017, que ocasionó afectaciones graves en la mayoría de los edificios, entre ellos el Juego de Pelota, se realizaron una serie de estudios geofísicos.
Gracias a esos estudios, realizados por Osvaldo Sterpone y Yoshio Castelán en 2018, se pudo apreciar que uno de los principales agentes de deterioros en muchos de los monumentos arqueológicos fue la concentración de humedad en su interior, aunado a los malos rellenos empleados después en las intervenciones arqueológicas.
Por ello se planteó la excavación arqueológica y la rehabilitación de los desagües prehispánicos como una solución puntual a la problemática de humedades en el edificio. Con base en los indicios visibles en el edificio, se realizó la proyección de la dirección de los canales con la intención de ubicar las entradas (sobre la Plaza Principal) y sus salidas (en la ladera este) para comenzar con las excavaciones.
Miguel Ángel Galván Benítez. Pasante de la licenciatura en antropología especializada en arqueología por el Instituto de Investigaciones Sociológicas de la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca. Colaborador técnico en el Proyecto Arqueológico del Conjunto Monumental de Atzompa y en el Proyecto Ciudades Cósmicas Mesoamericanas.
Tomado de Miguel Ángel Galván Benítez, “El manejo de las aguas pluviales en el Juego de Pelota de Monte Albán”, Arqueología Mexicana, núm. 194, pp. 40-45.