Al Tlalocan iban quienes hubieran muerto en asociación con el agua:

Conmemorar a los difuntos el 2 de noviembre viene del siglo XVI.

Las cenizas de los guerreros eran colocadas en una olla y enterradas en alguna habitación de la casa.

Tlaltecuhtli era la deidad que comía, real o simbólicamente, a los individuos.

Vamos a mencionar las diversas entidades anímicas que han sido ampliamente estudiadas por López Austin: el tonalli, ubicada en la cabeza del individuo; el teyolía, relacionada con el corazón, y el ihíyotl, con el hígado.

Los cuerpos o sus efigies hechas de madera eran quemados.

Los códices mixtecos prehispánicos conforman un importante grupo de documentos, que son una fuente para acercarse a sus tradiciones.

Además, en los Valles Centrales de Oaxaca se han localizado tumbas con elaborados ajuares funerarios.

A los bultos mortuorios de los tlatoanis mexicas se les ofrecían riquezas y otras ofrendas.

La celebración del día de Muertos no debe verse como una derivada íntegramente de prácticas prehispánica, varios de sus elementos tienen origen en costumbres vigentes en Europa al momento de la conquista.

En este especial se presenta un extenso ensayo de Eduardo Matos Moctezuma: “La muerte entre los mexicas. Expresión particular de una realidad universal”, y enseguida un catálogo fotográfico de temas relacionados con la muerte.