Gracias al establecimiento de una compleja red de relaciones políticas de diversa índole, Calakmul llegó a convertirse en una auténtica “superpotencia”, en la capital del cuchcabal de la Cabeza de Serpiente. De ese esplendor dan cuenta las dimensiones de la ciudad, la magnificencia de sus edificios públicos y una gran cantidad de menciones a esta entidad en las inscripciones jeroglíficas.