Mesoamérica es un auténtico mosaico de culturas, cada una de ellas poseedora de un conjunto de características propias, si bien siempre inscritas en el marco mesoamericano. En ningún otro aspecto esta diversidad resulta más problemática, que al establecer un esquema cronológico que permita la comparación de los distintos desarrollos locales. Éstos, a pesar de darse indudablemente bajo una tendencia común, suelen presentar ritmos distintos. Por ello no es raro observar que mientras en alguna región una ciudad se encuentra en pleno apogeo, otra experimenta un proceso de abandono. Además, debe considerarse que en la medida en que se avanza en las investigaciones, las cronologías, sobre todo las locales, sufren ajustes, lo que en ocasiones hace necesario el establecimiento de nuevos periodos, de ahí que en las periodizaciones para ciertas regiones se encuentren términos como Protoclásico, Clásico Terminal o Epiclásico. Por ello, hemos optado por un esquema –el que aparece con más frecuencia en la literatura sobre el tema– que comprende tres periodos generales: Preclásico, Clásico y Posclásico, divididos en fases, a los cuales se ha asignado la cobertura más amplia posible, de tal modo que incluyan la mayoría de los principales desarrollos locales, si bien muchos de ellos se extienden por más de un periodo.