Dentro del complejo mundo de seres serpentinos que se representaron en códices, cerámica, esculturas, relieves, tallas de madera o en diversos elementos arquitectónicos, las imágenes de serpientes de dos cabezas han llamado la atención de los especialistas dedicados al estudio de los animales mesoamericanos.
Este artículo presenta los trabajos de conservación-restauración realizados en tres de los cuatro asentamientos del corredor ecoarqueológico Paamul II: Garra de Jaguar, Ocho Balas y Las Manitas, aledaños al tramo 5 sur del Tren Maya. Se expone un panorama general de los procesos y criterios aplicados, los hallazgos registrados a partir de la intervención, así como la importancia de la colaboración interdisciplinaria.
La intensa vida ritual de la capital altiplánica no sólo se refleja en las complejas ceremonias plasmadas en el arte escultórico, sino también en las ricas ofrendas inhumadas en los principales edificios públicos. De uno de estos contextos procede un conjunto inusitado de animales marinos traídos desde las lejanas costas del Océano Pacífico. Las estrellas, junto con los corales, las almejas y los caracoles ocupan allí un lugar de privilegio.
Los artículos abarcan desde la época prehispánica hasta el siglo XIX y tratan de una amplia variedad de materias relacionadas con el surgimiento y desarrollo temprano de la arqueología mexicana.
La laca fue una de las técnicas artísticas más populares de la Nueva España; su uso perteneció a uno de los ámbitos más significativos de la vida virreinal.
La pieza, ejemplo de la alta calidad estética que alcanzaron los artistas de ese tiempo, muestra en una de sus caras a “mariposa de obsidiana”, diosa matlatzinca.
En la cima del sitio vivió la gente poderosa y se realizaron actividades públicas y ceremoniales, mientras que las terrazas fueron ocupadas por gente de menor estatus.
La importancia de este monumento prehispánico radica, entre otros aspectos, en que constituye el primer bien repatriado a México desde Francia, sin mediación judicial.