Así era la Gran Plaza de Tollan-Cholollan

Michael Lind, Catalina Barrientos

En vísperas de la conquista, Cholula era la ciudad sagrada del Altiplano Central, la ciudad del dios Quetzalcóatl cuyo templo se localizaba en la Gran Plaza, un recinto cívico-ceremonial que era el centro de Cholula. La estructura arquitectónica de la Gran Plaza refleja la organización del gobierno de la antigua ciudad sagrada, tanto a un nivel local como regional.

 

Existen contradicciones en las fuentes históricas respecto al gobierno del antiguo señorío de Cholula. Gabriel de Rojas, corregidor de Cholula en 1581, declara que dos sumos sacerdotes lo reinaban, mientras que fray Juan de Torquemada y fray Bartolomé de las Casas relatan que Cholula era gobernada por un consejo de nobles. Estas contradicciones se resuelven si se toma en cuenta que Cholula funcionó en dos niveles diferentes como centro urbano. En el primer nivel Cholula figuró como un centro religioso para todos los señoríos comarcanos, y como tal era visitado por muchos peregrinos que asistían a sus grandes ceremonias religiosas; a este nivel regional, Cholula fue gobernada por los dos sumos sacerdotes de Quetzalcóatl, el tlálchiach y el áquiach. En el segundo nivel, Cholula fue la capital de un señorío autónomo con 49 pueblos sujetos; a este nivel local, el señorío de Cholula fue gobernado por un consejo de nobles. Aquí describiremos cada uno de estos niveles gubernamentales y mostraremos la articulación entre los dos por medio del análisis de una pintura de la Gran Plaza de Cholula, incluida en la Historia Tolteca-Chichimeca.

 

Cholula como un centro regional

 

A la llegada de los españoles, los indígenas del Altiplano Central mexicano consideraban a Cholula la ciudad más sagrada de Mesoamérica. Gabriel de Rojas escribió de esta antigua ciudad y de su templo dedicado a Quetzalcóatl: “los indios que de toda la tierra venían por su devoción a visitar el templo de quetçalcoatl porque este era metrópoli y tenido en tanta veneración como lo es Roma en la christiandad y meca en los moros”. Cholula era reconocida como la ciudad del dios Quetzalcóatl, y su templo en la Gran Plaza era más alto que el Templo Mayor de México-Tenochtitlan según Bernal Díaz del Castillo, quien había subido a los dos templos. Como centro religioso para señoríos comarcanos, Cholula recibía un gran número de peregrinos que venían desde lejos, de hasta 100 a 200 leguas, para asistir a sus grandes ceremonias religiosas. Existía una organización jerárquica sacerdotal para dirigir estas ceremonias, y esta misma es la que Rojas describe en detalle.

Los dos sumos sacerdotes de Quetzalcóatl, el tlálchiach y el áquiach, encabezaban esta organización jerárquica sacerdotal y ambos jugaban un papel muy importante en las relaciones exteriores de Cholula. Como sumos sacerdotes de Quetzalcóatl, el dios que había otorgado el derecho divino a reinar en la tierra a los reyes humanos, el tlálchiach y el áquiach tenían el poder de confirmar o negar este derecho divino a los gobernantes foráneos de señoríos comarcanos a Cholula. Rojas relata que estos reyes foráneos viajaban a Cholula para hacer ricas ofrendas al Templo de Quetzalcóatl, y para pedir al tlálchiach y al áquiach que confirmaran su derecho divino de reinar. Rojas dice que existía una “casilla especial” donde los dos sumos sacerdotes horadaban la nariz, los lóbulos o el labio inferior del rey para ponerle su adorno, según la costumbre de su señorío, y así confirmar su cargo como gobernantes. […]

La Gran Plaza de Cholula

Los autores de la Historia Tolteca-Chichimeca hicieron el dibujo de la Gran Plaza en el siglo XVI y anotaron: “Aquí se señala... el pueblo de los chololteca... Aquí aparece pintado el pueblo; así está, así lo vinieron a conocer nuestros bisabuelos, nuestros abuelos; en verdad ahora así también está el pueblo”. La Gran Plaza de Cholula funcionaba como el centro ceremonial y administrativo de la ciudad, era un recinto amurallado con tres entradas, una al norte, otra al este y la otra al sur.

En el centro de la parte inferior de la pictografía, que corresponde al lado oeste de la Gran Plaza, hay un edificio largo y rectangular llamado xiuhcalli, “casa de turquesa”; el frente de este edificio está orientado al este y en su interior hay un altar rectangular pintado de negro. Hay tres tronos de piedra al norte (a la izquierda) y tres tronos de piedra al sur (a la derecha) del altar; estos seis tronos apoyan la idea de Torquemada de que Cholula estuvo gobernada por un consejo de seis nobles. El xiuhcalli era la sala de consejo donde estos seis nobles presidían.

Más evidencia para apoyar la información de Torquemada proviene del análisis de una serie de residencias, identificadas por sus puertas y muros y localizadas a lo largo del lado este de la Gran Plaza, en la parte superior de la pictografía. La gran residencia en la esquina noreste (en el lado superior izquierdo) tiene su frente al sur y está ocupada por el tlálchiach. La gran residencia en la esquina sureste (en el lado superior derecho) tiene su frente al norte y está ocupada por el “capitán-general” descrito por Torquemada, el monarca del señorío de Cholula. En su cabeza lleva un penacho de plumas de quetzal, que generalmente era utilizado por reyes importantes. En el Códice de Cholula este rey tiene el título de chichimécatl teuhtli o tlatoani.

Las seis residencias más pequeñas a lo largo del lado este de la Gran Plaza tienen su frente al oeste. La que está más al norte (a la izquierda) hace esquina con la gran residencia del tlálchiach y está ocupada por el áquiach. Las otras cinco residencias a lo largo del lado este son las de los otros cinco miembros del consejo de nobles, los teuctli. La Historia Tolteca-Chichimeca, entonces, resuelve las contradicciones en las fuentes históricas en favor de Torquemada. Sin embargo, existe la posibilidad de que Las Casas se pudiera haber referido a una organización política que existió en Cholula en tiempos más antiguos que el siglo XVI.

La pictografía de la Gran Plaza en la Historia Tolteca-Chichimeca también muestra otros edificios. El más grande de ellos es el Templo de Quetzalcóatl, que se localiza en la parte noreste de la Gran Plaza con frente al oeste, donde tiene adjunta una plaza cerrada. La Historia Tolteca-Chichimeca nombra a este templo el xiuhcalco, “templo de turquesa”.

Al sur del Templo de Quetzalcóatl (a la derecha) hay dos edificios, uno frente al otro, que son las oficinas (no las residencias) de los dos sumos sacerdotes, a quienes se ve en su interior con gobernantes foráneos. La Historia Tolteca-Chichimeca nombra al edificio más al este (arriba en la pictografía) el quetzaltótotl, edificio del “pájaro quetzal”, y al edificio más al oeste (abajo en la pictografía) el iztaquautli, edificio del “águila blanca”. El quetzaltótol, con frente al oeste, representa la oficina del tlálchiach, mientras el iztaquautli, con frente al este, representa la del áquiach. En otra pictografía de la Historia Tolteca-Chichimeca se reconoce uno de estos edificios por los adornos de almenas en su techo, y se observa que éstos eran de dos pisos.

Al suroeste de la Gran Plaza (lado inferior derecho) hay un gran edificio nombrado por la Historia Tolteca-Chichimeca como el calmécac o escuela para los nobles y sacerdotes; su frente da al norte, donde tiene adjunta una plaza semicircular cerrada con el piso adornado en forma ajedrezada. Al norte (a la izquierda) del calmécac y cerca del xiuhcalli, hay un altar circular que se llama el iztaczollin o altar de la “codorniz blanca”. Hay que notar que el río y la Gran Pirámide en la pictografía quedan afuera de la Gran Plaza.

 

Lind, Michael, y Catalina Barrientos, “Así era la Gran Plaza de Tollan-Cholollan ”, Arqueología Mexicana, Núm. 115, pp. 48-53.

 

Michael Lind. Doctor en antropología por la Universidad de Arizona. Ha realizado excavaciones arqueológicas en Cholula, la Mixteca Alta y el Valle de Oaxaca. Autor de varios libros y artículos sobre Cholula, la Mixteca y el valle de Oaxaca. Ha sido profesor de Antropología en Santa Ana College, Santa Ana, California, y en la Universidad de las Américas, Cholula, Puebla. Actualmente jubilado.

Catalina Barrientos Pérez. Licenciada en arqueología por la Universidad de las Américas. Maestra en estudios antropológicos de México por la Universidad de las Américas, Puebla. Cursa el doctorado en estudios mesoamericanos en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Profesora de tiempo parcial en la Universidad de las Américas, Puebla.

 

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