7. El tiempo-espacio divino. La expulsión de los dioses
El proceso cósmico de combinación de los seres divinos heterogéneos es narrado con estilo mítico en diferentes aventuras. En ellas se explica cómo los dioses son lanzados del tiempo-espacio procesual y cómo su destino es su inclusión en el ciclo de vida/ muerte.
Un relato procedente del Centro de México narra que la Pareja Suprema, en su forma de matrimonio celeste de Citlallatónac y Citlalicue, generaron un gran cuchillo de pedernal que, al ser parido por Citlalicue, espantó a todos los demás hijos de la pareja. En su asombro, los hijos acordaron arrojar del cielo aquel objeto, que fue a caer a la tierra, a un lugar denominado Chicomóztoc. Al romperse el navajón, se fragmentó en 1 600 dioses. Éstos, viéndose caídos y desterrados, invocaron a sus padres, pidiéndoles que les dieran el poder de crear seres que estuvieran a su servicio. La Madre les respondió que para lograr su objetivo deberían solicitar su colaboración al dios de la muerte, pidiéndole materia muerta para que formaran a sus propias criaturas.
Otros dos textos míticos de la misma procedencia se refieren, cada cual a su manera, al proceso de expulsión. Uno de ellos simplemente dice que la diosa Citlalicue envió del cielo a 1 600 hijos, que llegaron a poblar una ciudad llamada Teotihuacan. El otro sitúa el punto de partida en el lugar del nacimiento de los dioses, Tamoanchan o Xúchitl Icacan.
Los dioses, que moraban placenteramente en dicho lugar, cometieron el pecado de cortar las flores y arrancar las ramas de los árboles, hecho que molestó mucho a sus padres, ahora bajo la forma de Tonacatecuhtli y Tonacacíhuatl. La Pareja Suprema expulsó a sus hijos, que vinieron a quedar tanto en la superficie de la tierra como en el inframundo. Como una consecuencia de su castigo, los dioses expulsos están asociados a la suciedad, a la sexualidad, a la muerte y a la pérdida de visión, ya que su vista quedó tan limitada que no pudieron volver a conocer los misterios del cielo. Es interesante notar que, junto a la ciclicidad vida/muerte, se otorga a los expulsos la sexualidad. La reproducción sexual será el vehículo para burlar a la muerte, pues garantiza la continuidad de las criaturas del mundo.
Alfredo López Austin. Doctor en historia por la UNAM. Investigador emérito del Instituto de Investigaciones Antropológicas (UNAM). Profesor de Posgrado en la Facultad de Filosofía y Letras (UNAM).
Tomado de Alfredo López Austin, “7. El tiempo-espacio divino. La expulsión de los dioses”, Arqueología Mexicana, edición especial, núm. 69, pp. 26-28.