Evidencias de desollamiento humano en Tenochtitlan
Los restos óseos humanos
Gracias a las excavaciones del Proyecto Templo Mayor y del Programa de Arqueología Urbana, el acervo arqueológico y osteológico se ha incrementado considerablemente en los últimos años, y las evidencias de desollamiento humano entre los mexicas son cada vez más numerosas.
Además, el análisis de los restos óseos que los arqueólogos recuperan de los depósitos rituales descubiertos en el recinto sagrado de Tenochtitlan ha enriquecido el conocimiento acerca de los cuerpos que eran depositados como parte de las ofrendas. Gracias a esos estudios ahora es posible saber la edad y el sexo del individuo al que pertenecían los huesos; incluso se pueden detectar las enfermedades que padeció y los tratamientos rituales a los que fue sometido.
Para el estudio concreto del desollamiento humano, se recurrió al registro experimental y etnoarqueológico, con el objetivo de ubicar las huellas de corte causadas por este tratamiento. El resultado fue que las marcas más claras causadas por el desprendimiento de la piel se encontraron en el cráneo; lo que se debe a la poca masa muscular y el pequeño grosor del órgano cutáneo que cubría la cabeza al realizar el corte.
Tras haber revisado la colección osteológica recuperada en el Calmécac, el Templo Mayor y la Plaza Oeste del recinto sagrado de Tenochtitlan, se identificaron 31 cráneos que contaban con claras marcas de corte causadas por el desprendimiento del cuero cabelludo. Dicha colección de estudio estuvo conformada por cráneos con perforación basal, máscaras-cráneo y cráneos de tzompantli; la mayoría pertenecía a individuos de sexo masculino (78%), cuya edad oscilaba entre 20 y 30 años.
Imágenes: En el Templo Mayor se han localizado cráneos con huellas de corte relacionados con el desollamiento. a) Individuo 1 de la Ofrenda 159 con modificación cefálica tabular erecta (ligeramente bilobulada); b) individuo 2 del Centro Cultural de España en México. Hasta ahora se han identificado estas técnicas para el desollamiento de la cabeza: c) la primera consiste en hacer un corte desde la frente hasta la nuca, el cual ayudaba a desprender totalmente el tejido dérmico al jalarlo de atrás hacia adelante, d) mientras que en la segunda se hacía un corte transversal, de oreja a oreja, con el que se podía desprender la piel en dos secciones. Es probable que la porción facial sirviera para realizar una máscara. Ilustración: Alejandro Soto Puga; Fotos: Víctor Cortés.
Víctor Cortés Meléndez. Arqueólogo por la ENAH y miembro del Proyecto Templo Mayor, INAH. Profesor en la ENAH.
Cortés Meléndez, Víctor, “Evidencias de desollamiento humano en Tenochtitlan”, Arqueología Mexicana, núm. 156, pp. 24-32.
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