Las gomas y resinas eran consideradas la esencia sagrada de las deidades y se utilizaban en la manufactura de objetos ceremoniales. En la máscara de Malinaltepec, la resina utilizada para adherir las teselas del mosaico ha sido identificada como Bursera bipinnata (Robles et al., 2010), y en la superficie de nueve máscaras analizadas en el reciente estudio se conserva un material pendiente de identificar, pero que posee la apariencia y consistencia propias del copal. El pigmento rojo que se conserva en algunos rostros puede ser tanto cinabrio como hematita, minerales encontrados con regularidad en Mesoamérica en contextos rituales, por haber sido utilizados como elementos análogos de la sangre, y por estar asociados con la renovación del ciclo solar que inicia en el amanecer y concluye en el ocaso, cuando el sol llega a alcanzar un rojo intenso. Aunado al simbolismo de los materiales con los que se elaboraban las máscaras rituales, en diversas expresiones plásticas teotihuacanas encontramos indicadores de que esos objetos eran considerados un agente de transformación capaz de otorgar la esencia y los poderes de la divinidad a quienes las portaban (Markman et al., 1989, p. XV). De esta forma, por medio del rostro representado los pobladores mesoamericanos generaban las condiciones necesarias para abrir umbrales hacia los reinos sobrenaturales y establecer así comunicación con las deidades (Miller et al., 2007: 32).
A diferencia de las esculturas teotihuacanas de bulto, que por su peso estaban destinadas a permanecer en lugares fijos, las máscaras tenían la ventaja de poder ser tras- 8. Como en las máscaras, los rostros representados en piezas de cerámica policroma –como los llamados braseros-teatro– tienen un rostro decorado con orejeras, narigueras y elementos diversos en el tocado y la vestimenta, lo que indica su identidad y función ceremonia
Imagen: En algunas máscaras aún se conservan incrustaciones elaboradas con concha, obsidiana, pirita o hematita especular, mosaico de amazonita y turquesa. Estos materiales eran considerados preciosos por los pueblos mesoamericanos porque estaban relacionados de forma simbólica con los estratos sobrenaturales y los seres que en ellos habitaban. Máscara estilo teotihuacano con mosaico de amazonita y turquesa. Malinaltepec, Guerrero. Museo Nacional de Antropología. Foto: Sofía Martínez del Campo Lanz.
Sofía Martínez del Campo Lanz. Restauradora por la ENCRYM, especialista en restauración e investigación de máscaras y ajuares funerarios prehispánicos. Durante los últimos ocho años ha sido coordinadora del “Proyecto máscaras funerarias” del INAH. Se dedica a la investigación y consultoría en temas de conservación.
Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:
Martínez del Campo Lanz, Sofía, “Los rostros de piedra estilo teotihuacano”, Arqueología Mexicana, núm. 123, pp. 22-28.
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