La fecha de inauguración del Templo Mayor

Carmen Aguilera

La inauguración del Templo Mayor de los mexicas fue la celebración más importante en la historia de este pueblo, únicamente comparable a la ceremonia de encender el Fuego Nuevo, que se realizaba cada 52 años. Desde su establecimiento en el islote que sería Tenochtitlan, los mexicas levantaron su primer pequeño templo orientado al poniente, es decir, ya tomando en cuenta al Sol. El templo continuó creciendo hasta que llegó a tener dimensiones monumentales, tal como lo vieron los conquistadores. El séptimo señor, Tízoc, casi lo terminó, pero fue su sucesor, Ahuítzotl, quien lo inauguró con toda fastuosidad.

La inauguración está descrita con detalle en crónicas del siglo XVI y está representada en el Códice Telleriano-Remensis, f. 39r. Ahí se señala la muerte de Tízoc en el año 7 conejo (1486), y en el año 8 caña (1487) se muestra a Ahuítzotl presidiendo la inauguración. El templo aparece con las dos capillas arriba (en posición invertida) y se señala el número de sacrificados.

El códice podría proporcionar datos inexactos puesto que es de manufactura colonial; por el contrario, el monolito de la dedicación del Templo Mayor, también con la misma fecha y que se encuentra en la Sala Mexica del Museo Nacional de Antropología, es indiscutiblemente de la época precortesiana. Señala la misma fecha, año 8 caña, día 7 caña para el mismo suceso: la inauguración del Templo Mayor. Alfonso Caso (1967, p. 59), quien realizó los estudios más cuidadosos y exhaustivos sobre la correlación de los calendarios indígena y cristiano, estudió el monolito y encontró que el día 20 panquetzaliztli equivalía al 28 de diciembre de 1487 gregoriano (la correlación de Caso, ajustada al tiempo de la Conquista, se desfasa porque no toma en cuenta ningún tipo de ajuste al calendario indígena).

Los sacerdotes mexicas escogieron el día 20 panquetzaliztli para inaugurar el Templo Mayor por ser la fiesta del dios patrón Huitzilopochtli. Ésta tenía lugar en diciembre, cuando ya se había recogido la cosecha y se concertaban las guerras. Por otra parte, a medida que avanza la estación de frío, el Sol en el horizonte parece alejarse, descender y hacerse cada día más débil. Los antiguos mexicanos temían que el Sol ya no volviera, y para que regresara le hacían sacrificios. Algunos días después el Sol retornaba para que el mundo viviera un año más. Por esto, en el día 20 panquetzaliztli se celebraba también el nacimiento, o más bien el renacimiento, de Huitzilopochtli-Sol.

En 1521, el día 20 panquetzaliztli del calendario mexica equivalió al 19 de diciembre gregoriano (Caso, 1967, p. 65). Pero Caso nunca notó que esta fecha y la de la inauguración del Templo Mayor están muy próximas al solsticio de invierno, lo cual sugería que el calendario indígena estaba ajustado a los sucesos solares. Además, si se retroceden nueve veintenas de las 18 del calendario mexica se encuentra el día 20 etzalcualiztli, en que se celebraba la gran fiesta de Tláloc, que caía precisamente el 22 de junio gregoriano, el día del solsticio de verano. Este hecho refuerza la hipótesis de que el calendario mexica está ajustado y explica por qué había dos capillas encima del Templo Mayor. El calendario indígena, a diferencia del cristiano, es invariable; sus veintenas son siempre de 20 días, pero los sucesos astrales no lo son, por lo cual no hay una sincronía exacta entre ellos. El día 20 panquetzaliztli se celebraba el 19 de diciembre gregoriano, no el día preciso del solsticio de invierno, pero los sacerdotes mexicas sí sabían cuándo ocurría el solsticio, que en el siglo XVI fue el 22 de diciembre. Un texto náhuatl del Códice Florentino presenta una instancia indígena de ajuste a su calendario sin desquiciarlo, y este dato también sugiere que el calendario mexica estaba ajustado:

Y el cuarto día [de Atemoztli] se llamaba “Se esparcen cenizas”. Los viejos decían: “En verdad los bañados que murieron todavía caminan [en la tierra] por cuatro días. Todavía no parten al lugar de los muertos. Pero cuando se esparzan las cenizas entonces irán al lugar de los muertos”… Aquí termina la fiesta de Panquetzaliztli, ya había tomado cuatro días de Atemoztli (Dibble y Anderson, 1981, vol. 2, p. 150. Traducción de Carmen Aguilera).

El texto explica que los sacrificados no descansaban durante cuatro días, hasta que se sabía que el Sol regresaba. Este rito no era una invención nueva: los autores del texto sólo escribieron lo que se transmitió a través de siglos, lo cual es otra prueba de que el calendario mexica heredó la tradición de un calendario solar ajustado. Estos datos constituyen la base de la correlación propuesta en 1982 (Aguilera, 1982, p. 205). Quizá hallazgos arqueológicos y estudios futuros la refuercen o la destruyan, lo cual de todos modos representará un avance en los estudios del calendario indígena, sobre el que todavía hoy se debaten muchos aspectos.

 

Carmen Aguilera. Doctora en Historia por la UNAM. Investigadora de la Biblioteca del MNA.

Aguilera, Carmen, “La fecha de inauguración del Templo Mayor”, Arqueología Mexicana, núm. 41, pp. 30-31.

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