Un año después que el sol fue hecho, que fue primero del tercer trece después del diluvio, Camaxtle, uno de los cuatro dioses, fue al octavo cielo y creó cuatro hombres y una mujer por hija, para que diesen guerra y hubiese corazones para el sol y sangre que bebiese. Y, hechos, cayeron en el agua y volviéronse al cielo; y como cayeron y no hubo guerra, el siguiente año, que fue el segundo del tercer trece, el mismo Camaxtle, o por otro nombre Mixcóatl, tomó un bastón y dio con él a una peña, y salieron de ella 400 chichimecas. Y éste dicen que fue el principio de los chichimecas, a que decimos otomíes, que en lengua de España quiere decir “serranos”; y éstos, como adelante se dirá, eran los pobladores de esta tierra antes que los mexicanos viniesen a la conquistar y poblar. Y en los 11 años siguientes de este tercer trece, el Camaxtle hizo penitencia tomando las púas del maguey y sacándose sangre de la lengua y orejas; y por esto acostumbraban sacarse de los tales lugares con las dichas púas sangre cuando algo pedían a los dioses.
Él hizo esta penitencia por que bajasen los cuatro hijos e hija que había creado en el octavo cielo y matasen a los chichimecas, para que el sol tuviese corazones para comer; y en el deceno año de este tercer trece abajaron los cuatro hijos e hija, y pusiéronse en unos árboles do les daban de comer las águilas. Y en este tiempo inventó Camaxtle el vino del maguey y otras maneras de vino, en que los chichimecas se ocuparon, y no entendían sino en borracheras. Y estando así en los árboles los hijos de Camaxtle, viéronlos los chichimecas y fueron a ellos, y ellos abajaron y mataron a todos los chichimecas, que no escaparon sino tres: al uno decían Xíuhnel, y al otro Mímich, y el otro era el Camaxtle, el dios que los había hecho, el cual se hizo chichimeca. En el cuarto año del cuarto trece después del diluvio hubo un gran ruido en el cielo, y cayó un venado de dos cabezas, y Camaxtle le hizo tomar y dijo a los hombres que entonces poblaban a Cuitlahuacan, tres leguas de Mexico, que tomasen y tuviesen aquel venado por dios; y así lo hicieron, y le dieron cuatro años de comer conejos y culebras y mariposas. Y en el octavo año de este cuarto trece hubo guerra Camaxtle con algunos comarcanos, y para los vencer tomó aquel venado, y llévandolo a questas vençió. Y en el segundo año deste quinte treze hizo este dios Camasale una fiesta la çielo, haziendo muchos fuegos; y fasta que se cumplió el quinto treze después del dilubio siempre hizo Camasale guerra, y con ella dio de comer al sol.
Historia de los mexicanos por sus pinturas, en Mitos e historias de los antiguos nahuas, 2011, pp. 41-42. Rafael Tena (paleografía y traducciones.
Imagen: Huitzilopochtli, el dios del fuego correspondiente al sur o huitztlampa. Frente al dios hay una olla cuya forma tiene semejanza con la de las “jarras de maguey espeso” que aparecen en el Códice Mendoza. Códice Borgia, lám. 50. Reprografía: Marco Antonio Pacheco / Raíces.
Enrique Vela. Arqueólogo por la ENAH, editor, desde hace 30 años trabaja en el ramo editorial. Editor de la revista Arqueología Mexicana.
Vela, Enrique (editor), “El pulque prehispánico. Regalo de los dioses”, Arqueología Mexicana, edición especial núm. 78, p. 10-13.