Los peces sierra del Templo Mayor

Erika Robles Cortés et al.

Los peces sierra del Templo Mayor de Tenochtitlan. Un pez marino tierra adentro

El pez sierra es, sin lugar a dudas, un animal que ha cautivado al hombre por su extraordinario aspecto. Ha sido venerado desde tiempos remotos y ha formado parte de danzas, rituales religiosos y actividades bélicas de distintas culturas alrededor del mundo. Durante las dos últimas temporadas de excavación del Proyecto Templo Mayor se han descubierto restos de esos animales. Gracias a dichos hallazgos sabemos que, a pesar de que no era un elemento de fácil adquisición, los nahuas eligieron a este pez para ofrendarlo a sus dioses por medio de depósitos rituales. El análisis de los vestigios encontrados permite ahondar en el estudio sobre la cosmovisión prehispánica y, además, enriquece el conocimiento biológico de los peces sierra, lo que resulta relevante debido a que su pesca indiscriminada los ha llevado al borde de la extinción.

Aunque se parecen a los tiburones, los peces sierra pertenecen al superorden taxonómico de los batoideos, conocidos como rayas. Tienen el cuerpo alargado, de color olivo, grisáceo o amarillento. Alcanzan medidas descomunales, de más de 6 m de longitud, y su característica más distintiva es la prolongación de su nariz, larga y plana, de cuyos márgenes laterales surge una fila de protuberancias, parecidas a dientes, que semeja una sierra. Esta estructura, llamada rostro o espadarte, les sirve para cazar a su alimento que consiste en peces pequeños y para defenderse de los depredadores, pues con las agudas prominencias cortan y desgarran a sus presas.

 

Erika Lucero Robles Cortés. Licenciada en arqueología por la ENAH y miembro del Proyecto Templo Mayor desde 2009.

Adriana Sanromán Peyron. Licenciada en restauración por el ENCRYM, INAH, y docente de la misma institución. Restauradora del Proyecto Templo Mayor.

María Barajas Rocha. Licenciada en restauración por la ENCRYM, INAH. Coordinadora de restauración en el Proyecto Templo Mayor.

Karla Valeria Hernández Ascencio. Pasante de historia por la UNAM. Técnico restaurador de colecciones arqueológicas y etnográficas en el Museo Nacional de Antropología.

Nataly Bolaño Martínez. Candidata al doctorado en biología marina por la UNAM. Especialista en tiburones y rayas, su ecología, anatomía y filogeografía.

Óscar Uriel Mendoza Vargas. Candidato al doctorado en ciencias biológicas por la UNAM. Especialista en dentición, evolución y anatomía de tiburones y rayas.

Imagen: Debajo: En algunas ofrendas del Templo Mayor de Tenochtitlan, los espadartes simbolizaban la tierra, por lo que se encontraban sobre materiales que representaban al inframundo, como elementos marinos y huesos descarnados. Ofrenda 126. Foto: Cortesía del Proyecto Templo Mayor. Arriba: En las aguas de los mares, estuarios y ríos de ambos litorales mexicanos habita el pez sierra de dientes pequeños (Pristitis pectinata) y el pez sierra de dientes grandes (Pristis pristis), también conocidos como tiburón sierra, raya sierra o pez espada. Tomada del Life Sydney Aquarium, Australia. Digitalización: Raíces.

 

Robles Cortés, Erika et al., “Un pez marino tierra adentro. Los peces sierra del Templo Mayor de Tenochtitlan”, Arqueología Mexicana, núm. 151, pp. 20-27.

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