Pájaros del fuego. La cría de las guacamayas rojas en el norte prehispánico
Nativas del este y el sur de México, las guacamayas rojas (Ara macao) se encuentran entre las más intrigantes e impactantes importaciones mesoamericanas prehispánicas en el noroeste de México y el suroeste de Estados Unidos (NO/SO).
En el pasado, esta región era un amplio continuo de grupos lingüísticos y culturales que iban desde Sinaloa y Durango hasta Utah y Colorado. Esta región estaba conectada a través de amplias redes sociales y de intercambio que vinculaban a personas que vivían a miles de kilómetros de distancia, y que compartían y difundían objetos e ideas.
La gente trasladaba allí cacao, cascabeles de cobre y piedras de colores, y las guacamayas rojas eran uno de los objetos más preciados, complejos y difíciles de transportar a través de estas grandes distancias.
Los diferentes significados de las guacamayas
En diferentes épocas y lugares, las guacamayas rojas tuvieron significados y usos disímiles. En Mesoamérica, las guacamayas rojas eran figuras centrales en la cosmología y se representaban habitualmente en la arquitectura y la cerámica. La gente consideraba a las guacamayas rojas como animales sagrados o incluso como seres humanos, y se les asociaba al sol, el fuego, la luz, el rayo y el gobierno.
Mexicas, tarascos y huastecos, entre otros, incluso las tenían en sus casas. Aunque los códices atestiguan la existencia de un amplio comercio de plumas iridiscentes y multicolores de guacamaya, los restos de los pájaros rara vez se encuentran en los sitios arqueológicos. Esto contrasta notablemente con el NO/ SO, donde las guacamayas rojas se adquirían y circulaban ya en el año 500 d.C. y eran cuidadosamente enterradas; las guacamayas rojas estaban íntimamente ligadas a las tierras lluviosas y agrícolas del sur.
Las migraciones míticas de clanes, los orígenes lingüísticos uto-aztecas y la dependencia de la agricultura del maíz vinculan a los pueblos prehispánicos y modernos del NO/SO con el sur mesoamericano. En el pasado, las guacamayas rojas eran representativas de estas conexiones y se asociaban con la dirección del sur, el color rojo y la fertilidad agrícola.
Imagen: Ejemplos de guacamayas representadas en la arquitectura y la cerámica mesoamericanas. a) Marcador de juego de pelota. Xochicalco, Morelos. MNA. b) Vasija efigie. Tumbas de Tiro, Colima. MNA. Fotos: Archivo Digital de las Colecciones del MNA, INAH-Canon.
Christopher W. Schwartz. Doctor en antropología por la Universidad Estatal de Arizona. Trabaja en proyectos de campo y de colecciones en Estados Unidos y México, y se especializa en el intercambio interregional, así como en las interacciones humano- animales a largo plazo.
José Luis Punzo Díaz. Doctor en arqueología por la ENAH e investigador del INAH. Ha sido director del Museo de las Culturas del Norte en Paquimé, Chihuahua, y ha dirigido proyectos de investigación en Durango y Michoacán. Estudia las interacciones entre el Suroeste de los Estados Unidos y el Norte y el Occidente de México.
Ben A. Nelson. Profesor Emérito en la School of Human Evolution and Social Change de la Universidad Estatal de Arizona. Ha trabajado en la arqueología y etnoarqueología del Suroeste de Estados Unidos, Guatemala y el Norte de México.
Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:
Schwartz, Christopher W., José Luis Punzo y Ben A. Nelson, “Pájaros del fuego. La cría de las guacamayas rojas en el norte prehispánico”, Arqueología Mexicana, núm. 182, pp. 60-64.