Más de un centenar de huesos de animales y algunos ejemplares posiblemente humanos de finales del periodo Pleistoceno, es decir, de hace más de 10 000 años, fueron hallados en Atotonilco de Tula, Hidalgo, durante trabajos de construcción de una planta tratadora de aguas residuales, donde arqueólogos del INAH-Conaculta efectuaron el rescate.
Los restos óseos de animales extintos –algunos de los cuales llegan a medir hasta 1.60 m– corresponden a costillas, vértebras, cráneos, maxilares, defensas (colmillos), cuernos y caparazones de especies como gliptodonte, mastodonte, mamut, camello, equino, venado, posiblemente bisonte y otras aún sin identificar.
Se trata hasta ahora del hallazgo más numeroso y variado de restos de megafauna extinta en la Cuenca de México, apuntó la arqueóloga Alicia Bonfil Olivera, el cual permitirá obtener información sobre las especies animales que convivían en esa parte del país hace 10 000 o 12 000 años: tentativamente en la última etapa del Pleistoceno, cuando ocurrieron las postreras glaciaciones de la era del hielo.
También se descubrieron dos herramientas de pedernal de la misma época, sepultados por milenios cerca del sitio donde hoy desemboca el cauce del drenaje profundo de la ciudad de México.
Además de los huesos aislados y revueltos de megafauna, se encontraron segmentos de animales, como una columna vertebral completamente articulada, el cráneo y algunas de las costillas al parecer de un camello; así como un cráneo de mamut con su respectiva defensa, los cuales no llegaron completos a la ribera del río; y varios pedazos del caparazón de un gliptodonte, animal parecido al armadillo pero del tamaño de un Volkswagen, que habitó América hace 10 000 años.
Noticia publicada en Arqueología Mexicana, núm. 118.