Siete movimientos marcan la agitada historia del monolito mexica. Es un viaje de casi quinientos años.

En Mesoamérica, el papel que desempeñaba el género de una persona cambiaba a lo largo de su vida. El género de los humanos se equiparaba con las plantas sobre todo con el maíz.

Las investigaciones sobre la antigua ciudad de Tula comenzaron en los cuarenta del siglo XX.

El papel de la astronomía en las sociedades mesoamericanas ha sido tema de estudios de numerosos investigadores en las últimas tres décadas, no sólo en las regiones mesoamericanas sino en general en todo el mundo.

La ciudad-Estado azteca de Otompan, con su cabecera Otompan, “lugar de los otomíes”, se localiza en la zona oriente del valle de Teotihuacan.

La región andina tiene como característica primordial ser una macro-área de forma alargada en sentido norte-sur, surcada por dos grandes cordilleras, y con estrechas franjas de costa desértica.

Los datos arqueológicos que se conocen de las Tierras Bajas de Petén provienen de investigaciones en el sector central de los asentamientos.

Gracias al Proyecto Arqueológico-Botánico Ayacucho-Huanta se logró establecer una secuencia cultural de más de 20 000 años para los Andes Centrales de Sudamérica.

En documentos etnohistóricos del siglo XVI se aprecia la importancia que tenía el amaranto o huauhtli en la dieta de los pobladores del Altiplano Central de México.

Este cenote, cuyo nombre significa “pozo de agua fría”, tiene la forma característica de una dolina semicircular, de 51 m de diámetro.

Entre los resultados obtenidos de la investigación, destaca el hallazgo de una lápida monumental bajo el piso de la etapa constructiva VII, correspondiente al periodo 1502-1521.

Hace apenas cuatro décadas, Jane Buikstra llamó “bioarqueología” a la disciplina encargada del análisis de los restos óseos humanos procedentes de contextos arqueológicos