Tlacoxiloxochitl. Nombre científico: Calliandra grandiflora. Nombre comunes actuales: cabello de ángel, tlacoxiloxóchitl, tzonxóchitl. Familia botánica: Fabaceae.
Además de ser un eslabón fundamental de la cadena de la vida y de ser activos participantes de diversos hechos míticos, los insectos constituyen un recurso natural renovable de especial valía. Gracias a su riqueza en proteínas altamente digeribles, los insectos, provenientes tanto del medio terrestre como del acuático, representaban para los pueblos mesoamericanos un alimento abundante, nutritivo y sabroso, que preparaban de diversas maneras.
El advenimiento de la ganadería encarnó todos los beneficios y perjuicios que se pueden asociar a una revolución. No sólo fue asunto de enriquecer la dieta y de facilitar el transporte. La ocupación del suelo hizo competir ferozmente a los agricultores tradicionales con los nuevos ganaderos. Hubo que erigir cercas o bardas en un campo que nunca las había tenido. El pasto, que valía poco o nada, se convirtió en un recurso precioso. Terribles al principio, familiares después, los nuevos animales llegaron a tierras americanas para estar siempre en todas partes, siempre cerca.
El tlacuache encarnó, por sus conspicuas costumbres, la sublimación del latrocinio. La lógica del mito construyó no sólo las aventuras formadoras, sino la figura del personaje y su parentesco con otros seres míticos. En su equiparación con personajes divinos, el humilde tlacuache quedó extrañamente emparentado con Quetzalcóatl, y en sus correrías por milpas, trojes, bosques y gallineros se creyó entender tantos misterios, que su ser natural se ha enaltecido.
La idea más generalizada es que sellos y pintaderas se utilizaban para adornar el cuerpo, supuesto basado más en una deducción lógica que en evidencia concreta, aunque esta ausencia de pruebas se justifica por el hecho de que su uso sobre la piel era efímero por necesidad.