Entre las causas de la desaparición de la flora y la fauna antiguas están el cambio climático, el desequilibrio evolutivo y la caza excesiva de los primeros pobladores.
Como materia prima de bienes cuyo uso estaba restringido a grandes señores, militares y sacerdotes, el oro ostentaba jerarquías y fortalecía vínculos, reproduciendo relaciones de poder.