En documentos del siglo XVI se aprecia la importancia que tenía el amaranto en la dieta del Altiplano Central. Los restos arqueológicos indican un uso todavía más extenso por parte de las poblaciones prehispánicas.
Hoy, que celebramos los 90 años de quien ha dedicado su vida a la investigación y a la formación de generaciones de estudiosos, vale la pena recordar algunas de los aportes realizados a lo largo de muchas décadas.
De la importancia de la música en el México prehispánico no existe duda alguna. De su papel relevante en los ritos y de su innegable talante mítico existen numerosos testimonios en crónicas, códices y pinturas murales.
Además de palacios y edificios, en Tamohi se encuentran altares ornamentados con extraordinarias pinturas murales, en las cuales los antiguos habitantes plasmaron parte de su pensamiento simbólico.
La revaloración del amaranto está muy ligada a su calidad nutricional y particularmente a la búsqueda de productos vegetales ricos en proteína, sin la grasa concomitante de las fuentes procedentes de animales.
En un conjunto habitacional se recuperó una máscara de piedra colocada boca abajo sobre el piso, junto con varias vasijas completas y otros objetos de uso doméstico.
Los dos grandes volcanes del Centro de México, el Popocatépetl y el Iztaccíhuatl, han ejercido desde tiempos inmemoriales un influjo no sólo sobre quienes habitan en la región, sino sobre los que llegan a ella.