Los motivos del pajko

Fidel Camacho

El camino sagrado del sol.  El pajko y los ejércitos rituales en el río Mayo

El pajko y el recorrido nocturno del Sol

El crepúsculo señala tanto el comienzo del pajko como el momento de la principal muerte de Cristo el Viernes Santo, por lo que ambos son variaciones de un mismo tema mítico concerniente al derramamiento de sangre.

Al inicio, cuatro o más pajko’olam llegan en cadena tomados de la cintura frente al arpa, siendo conducidos por el alawassi: un personaje administrador del pajko e identificado con Zorra-Gato Montés y con Cristo. En el mito, el cuadrúpedo se oculta en el hoyo de un tronco podrido (el arpa) y, en el rito, el pajko’ola mayor –que va delante de la fila– pica la boca del instrumento musical con una vara de carrizo para “sacarlo”, diciendo obtener miel.  La piel del cánido o del felino que se ata en la cintura el alawassi luce listones de colores, significante de la sangre derramada. En efecto, existe una gran narrativa alrededor de la muerte de Zorra-Gato Montés para crear el pajko.

El campo semántico de los fluidos creado por la miel extraída y la secreción de sangre atañe al tema sexual. Uno sucumbe irresistiblemente a la miel como al coito, en tanto que la sangre acusa el origen del menstruo y de los genitales femeninos como herida. Es así que la introducción del carrizo en el arpa es también una parodia de la primera cópula, que el pajko’ola mayor realiza ante el instrumento de cuerdas, ahora referido como una mujer de caderas anchas.

De hecho, antes de meterla en la boca del arpa, el pajko’ola usa la vara como priapea: se la lleva al pene y hace movimientos pélvicos. Esta escena recuerda a aquella plasmada en el interior de un cuenco de barro policromo extraído de las ruinas de Awatovi (Arizona) que, a decir de Fewkes (1910), se trata de la representación más antigua de la danza fálica tataukyamú de los hopis de Walpi.

En consecuencia, la muerte solar y la fecundación de la Tierra pertenecen al orden de las permutaciones, donde la primera implica el retorno de la noche y, la segunda, la gestación del astro solar en el útero cósmico (el arpa), evocado en un medio oscuro. Justamente, el pajko’ola es el personaje serpentino que parodia el acto sexual y conduce al Sol al inframundo. Incluso un tipo de boca tallada en su máscara en forma de vulva afianza el parentesco del personaje con una entidad de vagina dentada. Entre los huicholes, ya se ha destacado que la muerte solar en el solsticio de verano equivale a una devoración por sexo a cargo de la Gran Serpiente (Neurath, 2002).

Imagen: Izquierda: Escena ritual de personajes fálicos frente a una figura central femenina. Cuenco de las ruinas de Awatovi, Arizona. Museo Etnológico de Berlín, Kat.- Nr. IV, B. 3252. Colección Keam (1902). Ilustración: © Tania Larizza Guzmán, Tomada de Preuss, 1904, P. 131, fig. 2. Derecha: Máscara de pajko’ola (ca. 1950-1960). Labios y dientes en forma de vulva. Ilustración: © Tania Larizza Guzmán, Basada en una Imagen de Colonialarts.Com/Products/Mayo-Pascola-Mask-1.

Fidel Camacho. Etnólogo por la ENAH y maestro en estudios mesoamericanos por la UNAM; candidato a doctor en el mismo posgrado.

Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:

Camacho, Fidel, “El camino sagrado del Sol.  El pajko y los ejércitos rituales en el río Mayo”, Arqueología Mexicana, núm. 181, pp. 54-60.