Una cabeza de Coyolxauhqui

Eduard Seler fue el primero en reconocer esta escultura como Coyolxauhqui –por la presencia de cascabeles en el rostro y por estar decapitada-, sugirió asimismo que la escultura pudo haber ocupado originalmente la cúspide del Templo Mayor, pues, en el mito de nacimiento de Huitzilopochtli, la cabeza inerte de Coyolxauhqui permanece en la cima del Coatépec mientras que el cuerpo se precipita hasta las faldas del cerro. En la actualidad, esta espectacular imagen de 75 x 83 x 55 cm puede admirarse en la Sala Mexica del Museo Nacional de Antropología. Destaca en su rostro el rictus de la muerte, señalado por los párpados caídos y los labios curvados hacia abajo. Aunque algunos investigadores lo han identificado como cabello, todo indica que la cabeza está cubierta por un tocado de tela estriada, tachonado con los plumones circulares símbolo del sacrificio. La parte superior del tocado tiene un rosetón compuesto por tres círculos concéntricos de plumas cortas, del cual penden arreglos de plumas largas por el lado izquierdo. Las plumas ocultan parte del cuerpo de una serpiente con cuerpo anillado, animal que recorre la cabeza de la diosa de derecha a izquierda. Sobre cada mejilla vemos la sucesión de tres círculos, el superior con el símbolo cruciforme del oro y el inferior con forma hendida de cascabel. La nariguera y las orejeras –compuestas por un círculo, un trapecio y un triángulo– son una particular versión del ornamento ígneo llamado yacaxíhuitl.

Tomado de Leonardo López Luján, “Las otras imágenes de Coyolxauhqui”, Arqueología Mexicana, núm. 102, pp. 48-54.

 

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