El edificio fue consagrado el 11 de noviembre de 791 d.C.

Los registros más antiguos están entre los mayas.

La cámara 1 es la principal de la tumba.

Algunas de las vasijas son similares a los de excavaciones arqueológicas.

La tumba está decorada con murales.

El pintor fabrica imágenes –sin repetirlas– en su realidad.

Existe un importante vínculo material entre la capa de pintura, los aplanados y el muro subyacente, por lo cual todos estos estratos materiales forman parte integral del sistema pictórico.

Esta obra une la tradición poético- mitológica y popular de Tláloc.

La hematita se utilizó ampliamente para decorar cerámicas y murales.

Se burlaba del México de los turistas y de las señoras folkloristas.

El Sol viene al señorío indígena de Ixmiquilpan para recibir su ofrenda de corazones.

Los murales figurativos de Teopancazco que actualmente se conocen fueron descubiertos a fines del siglo XIX, y fueron piezas clave desde entonces en las discusiones acerca de las características de los posibles habitantes de algunos conjuntos arquitectónicos teotihuacanos y acerca del sistema de escritura que usaban. En particular, el traje de los oferentes de Teopancazco remite al océano.

Estas extraordinarias pinturas ostentan temas militares: batallas sangrientas y toma de cautivos.