Dentro del complejo mundo de seres serpentinos que se representaron en códices, cerámica, esculturas, relieves, tallas de madera o en diversos elementos arquitectónicos, las imágenes de serpientes de dos cabezas han llamado la atención de los especialistas dedicados al estudio de los animales mesoamericanos.
Este artículo presenta los trabajos de conservación-restauración realizados en tres de los cuatro asentamientos del corredor ecoarqueológico Paamul II: Garra de Jaguar, Ocho Balas y Las Manitas, aledaños al tramo 5 sur del Tren Maya. Se expone un panorama general de los procesos y criterios aplicados, los hallazgos registrados a partir de la intervención, así como la importancia de la colaboración interdisciplinaria.
La intensa vida ritual de la capital altiplánica no sólo se refleja en las complejas ceremonias plasmadas en el arte escultórico, sino también en las ricas ofrendas inhumadas en los principales edificios públicos. De uno de estos contextos procede un conjunto inusitado de animales marinos traídos desde las lejanas costas del Océano Pacífico. Las estrellas, junto con los corales, las almejas y los caracoles ocupan allí un lugar de privilegio.
Thania Pérez Chávez, Emilio Cortina Gómez, Carlos Briones Pérez y Ángel Moreno Fuentes
Debido a la naturaleza perecedera de los hongos, es muy difícil encontrarlos en contextos arqueológicos; sin embargo, existen representaciones de estos organismos.
Hay muchas comunidades rurales en México en las que aún se celebran fiestas que tienen elementos simbólico asociados a los felinos y en especial al jaguar. Los tlacololeros, la Danza de los tecuanis son dos de sus manifestaciones más conocidas. En pueblos como Totoltepec, Guerrero.