La intensa vida ritual de la capital altiplánica no sólo se refleja en las complejas ceremonias plasmadas en el arte escultórico, sino también en las ricas ofrendas inhumadas en los principales edificios públicos. De uno de estos contextos procede un conjunto inusitado de animales marinos traídos desde las lejanas costas del Océano Pacífico. Las estrellas, junto con los corales, las almejas y los caracoles ocupan allí un lugar de privilegio.
Las serpientes de agua ocupan un lugar especial en el Códice Florentino de fray Bernardino de Sahagún, pues la descripción de estos reptiles se encuentra en el mismo capítulo donde aparecen lagartos, sapos o, incluso, mamíferos como la nutria o el fantástico ahuítzotl. La razón de esta clasificación es porque estos seres acuáticos no son comestibles, a diferencia de los peces, camarones, tortugas y renacuajos que sí lo son, y que llegan a ocupar párrafos anteriores en el mismo libro undécimo.
El presente trabajo se enfoca exclusivamente en presentar los datos correspondientes al periodo Preclásico en el Ex Casino de la Selva, con el objetivo de presentar una breve historiografía de las intervenciones arqueológicas realizadas a lo largo del tiempo, que comprenden el acervo de información existente sobre el predio.
Sabemos que para el mundo mesoamericano la presencia, el valor y el significado de las serpientes siempre tuvieron un papel destacado dentro del pensamiento religioso, político y social de esta enorme área cultural. En la iconografía prehispánica, la serpiente aparece bajo múltiples formas que, dependiendo del contexto, puede llegar a representar a un dios o a un gobernante; puede denominar un lugar sagrado o a un pueblo en concreto; incluso, el ofidio puede ser la señal de un inminente peligro para el hombre.
Laura Solar Valverde, Luis Octavio Martínez Méndez
El sur de Zacatecas conforma una región geográfica y cultural cuya historia prehispánica se enlaza con la del Occidente. Tal interacción se aprecia desde los inicios de nuestra era con la adopción de la tradición funeraria de las tumbas de tiro. A partir de entonces, ambas áreas compartieron patrones culturales hasta la época de la conquista hispana.
Las características de cada petroglifo son variadas. Algunos representan a figuras zoomorfas, otros incluye rayas, numerales, flores, corazones y rostros humanos.
El hallazgo de mayor relevancia fue el de una sección del Huei Tzompantli, edificio destinado para que ahí se colocaran los cráneos de individuos sacrificados tanto en el Templo Mayor como en el juego de pelota en diversas ceremonias.
En el sitio sumergido Hoyo Negro se han encontrado al menos restos de 42 animales de ese periodo, pertenecientes a 13 especies, siete de ellas extintas.
El proyecto arqueológico realizado en una zona de tierra caliente entre el valle de Oaxaca y el valle de Tehuacán, tuvo su punto de arranque en una de las lápidas del Edificio J en Monte Albán.
El conflicto más intenso lo padecen las lenguas pima, tohono o´odham (pápago) y las de la familia yumana, habladas en Baja California: kiliwa, kumiai, cucapá y paipai.