Azcapotzalco y la cultura tepaneca habían despertado en el joven Gamio un particular interés, manifiesto en el artículo que escribió acerca de ella en 1909 bajo el título de “Restos de la cultura tepaneca”.
En tiempos precolombinos la producción, retención y transmisión del saber se realizaba esencialmente mediante dos medios de expresión y comunicación: la oralidad y la imagen.
De entre las posturas reconocidas hasta el momento en personajes de la pintura mural y en bajorrelieves de Tajín, se propone el significado para cuatro de ellas.
La presencia del jaguar y del puma se da en variados contextos tanto en Tula como en Chichén Itzá, ya sea de forma aislada (portaestandartes, altares) o integrados a la arquitectura como elementos decorativos (motivos escultóricos o pintura).
La ubicación de El Mirador, uno de los sitios de mayores dimensiones del área maya y con numerosos ejemplos de arquitectura monumental, se debe, entre otros, a factores defensivos.
El primer intento por identificar las viviendas olmecas tuvo lugar en San Lorenzo, Veracruz, y fue realizado en la década de los sesenta del siglo pasado por Michael Coe y Richard Diehl.
Durante un siglo, los reyes de Ek’ Balam levantaron una ciudad admirable, atrajeron a la corte gran cantidad de artesanos y ampararon a una de las escuelas de escribas y maestros calígrafos más notables de su tiempo.
Entre los elementos que indican un nivel jerárquico o estatus en las construcciones zapotecas se encuentran las dimensiones de la unidad, la arquitectura, los sistemas constructivos, los materiales y la decoración.