El enigma del glifo toponímico de Malinalco
El término malinalli se deriva del verbo malina, que significa torcer cordel, acción de torcer algo. Se esperaría que el glifo del lugar incluiría un mecate o cordel entrelazado o torcido, como aparece en el Códice Mexicanus, elaborado en la etapa colonial, aquí acompañado del glifo de cerro, como indicación de que se trata de un pueblo establecido (altépetl).
Sin embargo, el glifo que estudiamos es algo diferente, y no tiene la presencia de un torzal. Presenta una mandíbula (camachalli), las eflorescencias del malinalli, en forma de punta de flecha, un “ojo estelar” y una especie de lengua de fuego (llama), como se puede notar en el ejemplo en el Códice Telleriano-Remensis. Aquí se hace referencia al día malinalli, al igual que el ejemplo esculpido en el Templo Calendárico de Tlatelolco.
El día malinalli se traduce en otras lenguas como: itlan, su diente (Calendario de Meztítlan), zacate (otomí), diente (matlatzinca, mixe y kakchiquel), torcido (zapoteca), hilera o escalera (maya), y quizá “pie” en la cuenta de Xochicalco. Y, en el glifo que estudiamos, el enigma a resolver es la presencia de la mandíbula, el “ojo estelar” y la lengua de fuego que se adicionan a la planta de malinalli.
Imagen: Signo del día malinalli. Códice Telleriano-Remensis, f. 17r. En los ejemplos de los códices del grupo Borgia son más notables las lenguas de fuego o llamas. Foto: Biblioteca Nacional de Antropología e Historia. El glifo del día malinalli. Templo Calendárico de Tlatelolco, Ciudad de México. Foto: Marco Antonio Pacheco / Raíces.
Xavier Noguez. Licenciado y maestro en historia por la UNAM. Doctor en estudios latinoamericanos por la Universidad de Tulane. Profesor-investigador de El Colegio Mexiquense. Sus áreas de investigación son los códices del Centro de México y los orígenes de la tradición guadalupana. Pertenece al Sistema Nacional de Investigadores.
Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:
Noguez, Xavier, “El enigma del glifo toponímico de Malinalco”, Arqueología Mexicana, núm. 180, pp. 12-15.