La decapitación del depredador cósmico en Teotihuacan
La vasija de Azcapotzalco y el caso del “felino estelar
Durante una de sus estancias en México, el americanista alemán Eduard Seler consiguió un lote de piezas arqueológicas procedentes de un asentamiento periférico de la gran metrópolis de Teotihuacan, localizado en el municipio actual de Santiago Ahuizotla Azcapotzalco.
Tres cerámicas destacan por su decoración en plano-relieve y la presencia de felinos sobrenaturales. La más grande de éstas lleva una escena repetida tres veces, la cual consiste en un felino con cuerpo cubierto por motivos de medias estrellas devorando unos corazones bajo un portal. Antes de proponer una interpretación de la escena, examinemos primero cuáles son las principales unidades pictóricas que conforman la composición, a saber: los corazones, el portal y el “felino estelar”.
Sorprendentemente, dentro del amplio repertorio iconográfico de Teotihuacan, no existen imágenes explícitas que relacionen el motivo del corazón con el cuerpo humano. Se registran corazones ensartados sobre cuchillos de sacrificio, corazones en tocados y corazones ofrendados o comidos, pero ningún testimonio visual que permita afirmar con certeza que aquellos elementos ovoides, frecuentemente dotados de un “ojo” en su base y de gotas sobre su extremidad, correspondan al órgano cardiaco humano.
No obstante, en una cruda escena de depredación animal, donde un venado moribundo está siendo atacado por dos cánidos salvajes (probablemente unos coyotes), tenemos la confirmación de que el elemento que uno de los cánidos remueve con sus garras a nivel del pecho de la presa es su corazón, lo que confirma dicha identificación.
Dada la dimensión alegórica de esta pintura mural basada sobre una analogía entre el régimen de depredación peculiar del mundo natural y las relaciones de poder instituidas dentro de la sociedad humana, y tomando en cuenta la semejanza formal de todos los corazones figurados, no tiene caso especificar si se trata de corazones animales o humanos.
En cuanto al enigmático “ojo abierto”, casi siempre presente en la base del corazón, se puede inferir su significado en oposición al motivo del “ojo cerrado”, relacionado con los seres muertos: con su brillo húmedo, el ojo alude al frescor de la vida e indica metafóricamente que el corazón es un órgano cargado de vitalidad.
Imagen: El “felino estelar” atraviesa un portal cuadrangular, compuesto por una banda cubierta de medias estrellas y rodeada por una franja de plumas, para devorar una ofrenda de corazones. En su pata delantera se puede apreciar la “banda alar”, típica de las criaturas con aptitud de vuelo. Vasija cilíndrica trípode decorada en plano-relieve. Museo Etnográfico de Berlín. Dibujo: Nicolas Latsanopoulos.
Nicolas Latsanopoulos. Maestro por la Escuela Práctica de Altos Estudios, París. Realiza su doctorado en ciencias de las religiones en la EPHE. Trabaja como dibujante especializado en arqueología.
Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:
Latsanopoulos, Nicolas, “La decapitación del depredador cósmico en Teotihuacan”, Arqueología Mexicana, núm. 180, pp. 58-63.