Se conseguían solamente en lugares alejados del Altiplano

Para obtener 400 plumas se capturaron 200 aves.

Las plumas de águila distinguen a numerosas divinidades mexicas.

El trabajo de la pluma fue una de las formas de arte más refinadas del mundo mexica.

El suntuoso tocado conocido como el penacho de Moctezuma es un ejemplo del grado de complejidad y perfección que alcanzó el arte plumario mesoamericano en el siglo XVI.

El cuexyo chimalli salió de México en el siglo XVI y regresó a nuestro país en el siglo XIX. Desde entonces, está resguardo el Museo Nacional de Historia.

En el mundo prehispánico as aves fueron materia prima para confeccionar distintas prendas y objetos, con mensajes simbólicos cifrados.

Las plumas preciosas estuvieron a disposición de los gobernantes y otros personajes, en la Cuenca de México, lo cual implica que hubo, en las provincias imperiales, una industria plumaria floreciente.

El águila real o Aquila chrysaetos ocupa un lugar de privilegio en el arte plumario de Tenochtitlan. Además es la creatura más venerada del bestiario mexica.

Sólo se conservan seis objetos plumarios de origen mesoamericano, de los cuales cuatro son chimallis.

Debido a su fragilidad y naturaleza orgánica pocos objetos emplumados lograron conservarse hasta nuestros días.