Dentro del complejo mundo de seres serpentinos que se representaron en códices, cerámica, esculturas, relieves, tallas de madera o en diversos elementos arquitectónicos, las imágenes de serpientes de dos cabezas han llamado la atención de los especialistas dedicados al estudio de los animales mesoamericanos.
Este artículo presenta los trabajos de conservación-restauración realizados en tres de los cuatro asentamientos del corredor ecoarqueológico Paamul II: Garra de Jaguar, Ocho Balas y Las Manitas, aledaños al tramo 5 sur del Tren Maya. Se expone un panorama general de los procesos y criterios aplicados, los hallazgos registrados a partir de la intervención, así como la importancia de la colaboración interdisciplinaria.
La intensa vida ritual de la capital altiplánica no sólo se refleja en las complejas ceremonias plasmadas en el arte escultórico, sino también en las ricas ofrendas inhumadas en los principales edificios públicos. De uno de estos contextos procede un conjunto inusitado de animales marinos traídos desde las lejanas costas del Océano Pacífico. Las estrellas, junto con los corales, las almejas y los caracoles ocupan allí un lugar de privilegio.
A lo largo de más de dos centurias, el sistema de flotas de la Carrera de Indias tendió un largo puente de madera y velas entre España y el Nuevo Mundo.
Los resultados de los trabajos en la zona arqueológica de Tlatelolco –realizados por destacados investigadores y que abarcan desde 1944 hasta la fecha– confirman las maravillas de ese sitio.
La evidencia más reciente obtenida en México sugiere que la domesticación de las plantas fue un proceso complejo, con diferentes manifestaciones en distintas partes del territorio.
Existen diferentes implicaciones o intenciones del tatuaje; indican ritos iniciatorios, funcionan como protectores contra enfermedades o magia negativa, dan un sentido de pertenencia jerárquica dentro de una comunidad.
La historia del amaranto ha tenido sus buenas y malas épocas en México. Durante los tiempos previos al contacto con el Viejo Mundo era uno de los alimentos primarios más abundantes y objeto de tributo y comercio.
La Plaza de la Constitución ha sido testigo de la historia de México. Probablemente usada como mercado en la época prehispánica, continuó así durante los periodos colonial e independiente.