Tradicionalmente, se ha creído que la migración y conquista del Istmo de Tehuantepec por los zapotecos fue un evento relativamente rápido. Sin embargo, investigaciones recientes en el sitio de Guiengola revelan que éste fue un proceso prolongado y violento, como lo muestra su complejo sistema de murallas. Las exploraciones más recientes sugieren que la migración y el asentamiento zapoteca en el Istmo provocaron la invasión de la Triple Alianza en 1496, lo que resultó en una de las pocas derrotas documentadas del imperio mexica.
En este número especial de Arqueología Mexicana se han reunido 21 descripciones de seres fantásticos que poblaban la imaginería indígena prehispánica. Los textos fueron publicados en los números 170 a 190 de la revista, en la sección “Lo que guardan los antiguos libros”, y ahora se presentan en un solo número y con nuevas imágenes.
De manera común, tenemos la idea de que los “bestiarios” son libros formados a partir de compilaciones o colecciones de figuras de animales fantásticos que provienen de la imaginería medieval inspirada en fábulas o historias maravillosas. Pero el bestiario tiene diversos orígenes que parten desde la antigüedad grecolatina hasta la elaboración de los libros iluminados, que son aquellos manuscritos pintados por los monjes medievales en los que emplearon bellas ilustraciones en color y hoja de oro para acompañar los textos alfabéticos.
En las antiguas pictografías, así como en las recopilaciones históricas escritas por los frailes e historiadores indígenas del siglo XVI e, incluso, en algunos monumentos escultóricos prehispánicos, quedó registrada una era del mundo en donde el viento se había establecido como un Sol primigenio.
El arte rupestre es una de las fuentes más privilegiadas para acercarnos a cómo colonizaron y crearon su paisaje cultural y sagrado los zapotecos cuando ocuparon el sur del Istmo de Tehuantepec en el Postclásico.
Después de la caída de Monte Albán, comunidades zapotecas siguieron existiendo y desarrollándose en los Valles Centrales de Oaxaca. Durante el Postclásico resalta la historia de los señoríos zapotecos en dichos valles, que forjaron alianzas matrimoniales con los señoríos mixtecos.
“El oficio a que más inclinados estaban era el de mercaderes, llevando sal, ropa y esclavos a tierra de Ulúa y Tabasco, trocándolo todo por cacao y cuentas de piedra que eran su moneda” Landa
Christopher S. Beekman y Verenice Y. Heredia Espinoza
Los centros ceremoniales en toda esa región incluyen juegos de pelota y templos circulares distintivos, los cuales aparecen frecuentemente después de 100 a.C.
Para lograr piezas de tanta maestría como una mandíbula de Cacaxtla tuvieron que pasar varios miles de años, en los que se perfeccionaron las técnicas de trabajo con huesos humanos.
Fuerte y ágil, con un agudo sentido del olfato y afiladas garras, se convirtió en parangón de las virtudes masculinas, identificado con cazadores y guerreros y, por analogía, con la guerra y el sacrificio.
Las exploraciones llevadas a cabo en los sitios de Chalchihuites, La Quemada y sus zonas circundantes permitirá dar respuesta a varias interrogantes fundamentales de la historia antigua de México.
El ego alterno que entre los mixtecas tuvo el título de yahui, y entre los nahuas el de xiuhcóatl, representó en el contexto del juego de la pelota al nagual de muchos gobernantes antiguos.
Se ha reportado la presencia de perros en variados contextos arqueológicos con una profundidad temporal que se remonta, por lo menos, al Preclásico Medio.